Un total de 26 artesanos ponen en valor sus oficios
p.r.b.
Los mejores maestros artesanos regresan este fin de semana a Valencia de Don Juan para dar forma a la 23ª edición de la Feria de Cerámica —10 y 11 de agosto— que en esta ocasión contará con un total de 26 expositores llegados desde diversos puntos del país.
La variedad de oficios y labores que podrá contemplarse este año se antoja como uno de los aspectos destacables de la feria coyantina de artesanía 2019. En esta edición se ha apostado por fomentar entre los artesanos la oferta al público de talleres y demostraciones con carácter gratuito, tal y como remarcan desde el Ayuntamiento. De este modo, el programa incluye talleres de alfarería, azabache, minerales, cuero, plástico mágico, pintura a la tiza, juguetes de madera y velas. «Todos los interesados pueden inscribirse ya en las oficinas del consistorio o en la propia feria a partir de su apertura», remarcan.
También se han programado demostraciones de oficios, como los de tejido de rejillas, dulces de bisutería, pintura sobre cuero o joyería. “El objetivo es que el público pueda interactuar con los artesanos, participando activamente en la feria y llevándose experiencias”, señala el concejal de Cultura, Javier Revilla. La música y la danza serán complementos a la muestra, ya que en la misma se podrá disfrutar de dos conciertos en la jornada del sábado. A las 19.30 horas y en la plaza central del Jardín de los Patos se realizará el concierto de clausura del XIII Curso Musical de Valencia de Don Juan. A las 23.00 horas —y dentro del programa estival Noches del Castillo— en el auditorio municipal se ofrecerá el espectáculo de música y danza .
Por otra parte, la maestra en esmalte Ana Guerrero es la artesana invitada a esta XXIII Feria de Cerámica y Artesanía de Valencia de Don Juan. En su taller de Navatejera trabaja con un tipo de vidrio formulado específicamente para ser aplicado sobre metal mediante un proceso de cocción a 800-1000°C que los une íntimamente, creando piezas únicas. «Descubrí el esmalte al fuego hace 14 años y desde entonces quedé enamorada de la técnica. He ido desarrollando la técnica a base de constancia y trabajo. Cuanto más trabajo el esmalte me doy cuenta de sus infinitas posibilidades, debido a su comportamiento, es pura alquimia. Podemos conseguir unos resultados totalmente distintos partiendo de un mismo esmalte, siendo un oficio en el que nunca se deja de experimentar y aprender», señala.