Diario de León

CARTA TE ESCRIBO Martín Martínez

Historia o leyenda

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Querido hermano: Que más da si la cosa es bonita, o al menos a ciertas personas les regala el oído. Pues resulta, hermano, que cuentan las crónicas, parciales muchas veces, que allá por la primavera del año 844, en tierras riojanas, andaban a espadazo limpio las huestes de nuestro rey Ramiro, el primero, contra los muslimes. Y sabido es que Dios, también Alá, «ayuda a los buenos cuando son más que los malos», y los dejan molidos a palos. El caso fue que aquella primavera, en los campos de Albelda, los del Corán le dieron una buena somanta a los de Ramiro quien, con los pocos que quedaron sanos pusieron tierra por medio enriscándose, ni siquiera en Clavijo, sino que apencaron una cuesta empinada que ni te cuento, monte Laturce arriba. Da trabajos y sudores ahora que tienen el acceso asfaltado, así que calcula como las pasaría Ramiro, y los suyos, para eludir mandobles y flechazos. Dicen esas crónicas que nuestro rey, llegada la noche, entrevelado, supongo que como las liebres por si acaso, tuvo la aparición de Santiago que ya empezaba a despertar el asunto peregrino. El Apóstol insinuó a Ramiro que plantara batalla a los infieles, y éste ni corto ni perezoso, atendió el consejo. Aquel descanso entre los peñascos debió sentar bien a sus tropas, mientras los árabes debieron pasar la noche de farras y bayaderas, y sorprendidos recibieron una zurra que, los que no quedaron para abono de las vides y melocotoneros, no pararon hasta divisar el minarete de la mezquita de Córdoba. Total, querido, que Ramiro con la inestimable ayuda de Santiago se alzó con la victoria; y hay quien dice que fue este rey, otros que el Ramiro de la batalla de Simancas, quien impuso el Voto de Santiago, que tantos dolores costó a Ruiz de Padrón, aquel cura de Quintanilla de Somoza, por proponer y conseguir su anulación en las Cortes de Cádiz; a los canónigos de Santiago les sentó como un tiro, en la bolsa de los caudales, lo cual es de todo punto comprensible. Y mira tú por donde, hermano, en aquel fregado de los riscos de Clavijo, andaba haciendo fortuna un mozancón llamado Luis Osórez que fue antecesor de los marqueses de Astorga, llamados ahora Osorio. Debía ser un tío bien plantado, arrogante, valiente, algo chulillo y de cierta fortuna porque era el abanderado de Ramiro. Aquellos moros debían ser de escasa monta, económicamente hablando, pues como botín, que se sepa, nuestro Luis sólo trajo de allí la bandera con los dos fieros leones -que por otra parte era la suya-, el orgullo de la victoria, y dicen que lavado el honor y deshonor, de las Cien Doncellas de aquel insensato Mauregato, demasiadas veces relacionadas con estas nuestras tierras maragatas. Y de este follón, como sabes, nació la procesión de la «Zuiza», aquí en nuestra ciudad, para conmemorar aquella victoria y honrar la bandera que tremoló nuestro paisano. Desde las Casas Consistoriales a la Catedral, corriendo la pólvora, se rememoraba cada 14 y 15 de agosto tal hecho; sonaban panderos y atabales; desfilaban mozas en plan doncellas; tronaban los arcabuces y se rendía pleitesía a la Bandera: Así hasta que los canónigos se negaron porque las exhaustas arcas del Marqués, buen derrochador, no disponían de los 60.000 maravedises que los clérigos se repartían. Felizmente, Cámara de Comercio y Ayuntamiento han resucitado la ceremonia. Con los honores militares correspondientes se sacan los pocos hilos que quedan de aquella bandera, en su arqueta forrada de carmesí, siguiendo el boato medieval. Y cada tres años, como se hizo este fin de semana se va a Clavijo, se hermanan las poblaciones y se rememora aquel acontecimiento bélico. Los clavijeños exhiben orgullosos la réplica de la bandera, obsequio del Ayuntamiento astorgano. Algunos niegan la batalla, lo de Santiago, las 100 doncellas y la bandera; ni quito ni pongo pica pero, historia o leyenda es un pasaje lleno de encanto que, al menos los astorganos, y los de Clavijo, nos lo creemos, porque de leyendas también vive el espíritu.

tracking