Así se desencadenó

El informe de la Autoridad Minera establece una «teoría de cómo se desencadenaron los hechos» el 28 de octubre de 2013. Señala que la bóveda estaría compuesta por el techo de la capa y «en su mayor parte por carbón del macizo virgen». Y que «el carbón producido, a medida que el taller iba avanzando, se iba extrayendo en una alta proporción, ya que se estaba viendo la bóveda hacia atrás y hacia arriba».

El día 28, a las 13.24 horas, «se produjo un colapso brusco, hundimiento del carbón de la bóveda», rellenando el hueco creado en el post-taller, que tenía un alto porcentaje de metano. Un gas que invadió el taller y la galería de acceso, con una subida instantánea del 5% El hundimiento del carbón de la bóveda provocó a su vez «una desgasificación del carbón, que se suma al desplazado del post-taller». Y añade que «el hundimiento de la bóveda se produjo debido a su envergadura, y a la carga sobre ella del carbón existente en su zona superior».

Una primera fase del siniestro que cataloga como «derrabe gaseado», a la que siguió una segunda fase. «Como consecuencia de estos primeros hundimientos, en el techo de la capa se produce un reajuste que presiona sobre la superficie del carbón en la zona virgen, produciéndose importantes fisuras en el carbón que se extienden hacia el interior del macizo, facilitando el flujo de metano». A esto se suma «el efecto gravitatorio del carbón que está en la nueva bóveda, y ambos dan lugar a un nuevo arrastre hacia el hueco creado». Eso provocó «una nueva aportación de gas, que debido a la rapidez y violencia con la que se produce, incrementa la salida de gas hacia la galería». Se trata de un «fenómeno gaseodinámico». En una fase final se rompe también el techo de la capa. Y, todos estos hechos, «se producen casi al mismo tiempo».