Diario de León

CARTA TE ESCRIBO Martín Martínez

Discordia hospitalaria

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León

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Querido hermano: Bueno, pues parece que en esta nuestra tierra se está sembrando algo de sensatez; también discordia. Todo ello a cuenta de ese hospital que los de esta banda estamos reclamando, no desde que el mundo es mundo, si no desde la década de los 70, sin que se nos haga puñetero caso. Y eso que en aquellas calendas Astorga contaba con dos sanatorios: "San José" y "Nuestra Señora de los Remedios" se llamaban, donde los doctores Manuel Otero y José Luis Vega arreglaban rotos y descosidos; fíjate si ha llovido, y granizado, desde entonces. Claro, la crisis sanitaria se venía venir y comenzamos a poner la venda sin tener herida, lo cual no sirvió de nada; en las orillas del Bernesga, donde os asentáis muchos de esta zona, como si lloviera. Pero, hay cosas que, todavía, hacen más daño. La cuestión es, hermano, que con la cercanía de las elecciones la sensatez se ha asentado a las orillas del Jerga, aunque a lo mejor es solo fuego de artificio. Pues todos a una han decidido que reivindicar el hospital puede ser una buena jaula para la caza de votos. De manera que hasta los pepes, los aquiescentes en otros tiempos, van a tomar el hospital como banderín de enganche. Lo cual uno, que anda rondando ya edades con cierto peligro de riesgo, agradece de veras a todos, por aquello de "espicharla" lo más cerca posible de la plaza de San Miguel; más que nada por ahorrar a la santa una pasta gansa que de ello se deriva. Sí, querido, parece que ha entrado una miaja de sensatez pero, también, como te decía se ha sembrado la discordia en este asunto. Lo que más me chincha y repatea es que la tal siembra la realicen los que, aunque solamente fuera por aquello de agradecidos de nacencia, debieran estar de nuestro lado. Y así nos hemos encontrado que un astorgano, Andrés Mures, ha levantado una polvareda de padre y muy señor mío, con aquel artículo en el que demostró, palmariamente, que un hospital en Astorga no, que sería la ruina para la sanidad nacional, y que hasta ahí podíamos llegar, tachándonos de insensatos, o adjetivos similares, por unas peticiones que, al parecer, el sentido común de los mandatarios en la cuestión ponen fuera de todo lugar. Viti, a quien por su profesión, y por ser mi médica de cabecera, doy credibilidad, y otros que han visto esa necesidad han rebatido la teoría de Mures. Nada más hay que añadir a ello. Por mi parte, decirte que arrastro una pena honda al ver como ciertos astorganos son los que nos niegan el pan y la salud. Recuerda aquel otro que en los años 80 fue jefe provincial de Sanidad y posteriormente jefe regional, en quien todos teníamos puestas las esperanzas; también nos defraudó. Nunca pensé que la sanidad se medía por resultados económicos, y gracias tenemos que dar al Altísimo que Andrés Mures, según él afirma, no ostente ningún cargo decisorio en el organigrama provincial. De llegar a ese punto -Dios no lo consienta- por la regla de tres expuesta, los pocos consultorios médicos de nuestra zona serían eliminados. Los vecinos de Busnadiego, o de Argañoso pongo por caso, salen carísimos a la hora de consulta. El daño causado a Astorga y su comarca, con ese artículo, es notorio. Así, hermano, con estas cosillas comienza el despoblamiento al que Andrés Mures quiere aportar su granito. Se eliminan los maestros; se retrasa al máximo la concentración parcelaria y se niegan instalaciones sanitarias. Es mucho mejor palmar camino de León, y si a alguno se le ocurre nacer que lo haga a orillas del Órbigo, lugar oportuno para un lavado del cordón umbilical, cuya misión es tener al recién nacido más sujeto a los leoneses, o a los astorganos residentes en León. Menos mal que, con la movida de la UPL, la autopista pasará a ser gratuita, y con los perfectos entronques entraremos en agujas, digo en urgencias, tres o cuatro minutos antes. Suficientes.

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