Diario de León
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El palacio de los Guzmanes es una joya de la arquitectura en tapial. Los historiadores fechan su construcción en el siglo XIII y cuentan que sus primeros moradores fueron el alcalde de León, Juan Ramirez de León, y su esposa María García de Toledo. El castillo era hace ocho siglos un vasto cuadrilátero con torreones de unos doce metros de altura en los ángulos. Fue concebido con pocas aberturas al exterior y puertas levadizas sobre los fosos de entrada. El impulso de Núñez de Guzmán. Ramiro Núñez de Guzmán, uno de los insignes y poderosos comuneros que se opuso con mayor fuerza a Carlos I, impulsó algunas reformas del castillo de Toral en el siglo XVI. El emperador le condenó a muerte y tuvo que huir a Portugal. Por eso, el regente ordenó al licenciado Lerma que, aprovechando la ausencia de Núñez, secuestrara sus bienes, sus fortalezas y las propiedades que tenía en Toral. La esposa del leonés, María de Quiñones, se adelantó a las disposiciones del monarca, avisó a sus vasallos leales y se dirigió a Toral desde León. Allí, reparó los muros que rodeaban el palacio, hizo acopio de víveres y se preparó para la llegada de sus adversarios. Opuso tal resistencia, según los historiadores, que impidió el asalto de la fortaleza, a pesar de los refuerzos que llegaron. La maternidad de la emperatriz Isabel. En 1527, para solemnizar el alumbramiento de la emperatriz Isabel, Carlos I concedió un gran perdón que alcanzó a Ramiro Núñez de Guzmán, en una cédula fechada en Ratisbona el 10 de julio de 1532. Así, devolvieron a sus hijos los bienes que le habían confiscado. 1985, empieza la restauración. El alcalde de Toral, Libino Fernández Fernández, fue el primero que planteó la rehabilitación del conjunto monumental hace 18 años, aunque el que mayor impulso ha dado a las obras es el actual alcalde, Enrique Pardo. Se han recuperado tres torres imitando la estructura original en tapial y reforzando algunas partes con piedra y ladrillo. La puerta principal es un simple arco redondo de ladrillo con friso de esquinillas y recuadro. Sobre él, aún pueden observarse restos de los escudos de armas de sus propietarios. El foso que rodeaba el recinto se ha tapado. De la cuarta torre, la Sureste, sólo se conservaban unos cimientos. Comenzó a remodelarse el año pasado y ahora, las obras se han detenido.

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