Diario de León

Sahagún | Los propios vecinos destruyeron en el siglo XIX la segunda abadía benedictina más importante de Europa

Un vecino recrea en una maqueta cómo era el monasterio que fundó la villa Medio millón de cortes y 300 kilos

Valentín Mon presentará al público su recreación, que pretende ceder al Ayuntamiento

Los detalles son impresionantes, como muestra esta capilla

Los detalles son impresionantes, como muestra esta capilla

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Acacio Díaz - corresponsal | sahagún
León

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Valentín Mon, uno de los conocidos hermanos que ofician la subasta de los pasos en Semana Santa, pretende ceder al Ayuntamiento la primera recreación en maqueta del Monasterio Benedictino de Sahagún, el segundo más importante de Europa tras la abadía de Cluny y donde fue enterrado el rey leonés Alfonso VI. La recreación le ha llevado incontables horas de trabajo y pretende mostrar al público, pero sobre todo a los miles de visitantes que recibe la villa del Cea, cómo era la abadía benedictina en el siglo XII. «Quiero que esta maqueta facilite un poco el conocer la magnificiencia de aquel monasterio del que salieron científicos y grandes glorias repartidas por todo el mundo, es una pena pero de aquel monasterio apenas queda más que el recuerdo». Sahagún fue uno de los más importantes centros de cultura cristiana en España y Europa, y ahora mediante este trabajo pretende «que el visitante y el turista pueda llevar un mas claro concepto de lo que aquí fue este monasterio, y del que apenas quedan unas ruinas». Todo comenzó cuando decidió realizar el proyecto del padre Echano, la torre del Reloj, el arco de San Benito, junto a su conjunto renacentista. «Viendo como había calado entre los vecinos y cuantos contemplaron la obra, me dije 'he de realizar el total del monasterio original del siglo XII'. Algo que me asombraba, era la grandeza del mismo por sus enormes dimensiones segun se desprendía de los documentos y libros que fui adquiriendo», explica Mon. Nada le hizo dudar y es así como se han hecho realidad el sueño con muchas horas de trabajo y dedicación ,después de comenzar la maqueta en octubre del año pasado. «Este trabajo es fruto de mucha ilusión y mientras por un lado mi hijo hacia escalas y números, yo me dedicaba a hacer piezas de madera, para después ir trabajando una a una con tanto cariños que me hacia olvidar los esfuerzos y las horas pasadas -indicaba Valentín Mon-. Dedico esta maqueta, que espero que reporte interés y cultura por conocer la historia de Sahagún, a mi esposa y mis hijos». En la obra se refleja todo lo que comprendía el edificio de la abadía, construido según las normas benedictinas, que muestra una iglesia de crucero con tres naves y con su correspondiente claustro. Un lugar de exposición Valentín Mon desea que la maqueta sea expuesta en la actual capilla de San Mancio, aunque tampoco le disgustaría que fuera en la iglesia de San Tirso, «siempre que se acondicionase un poco para ese menester». Ahora es cuestión del Ayuntamiento aceptar su oferta. La maqueta cuenta con unas 25.000 piezas para las cuales se han realizado un numero aproximado de medio millón de cortes -necesariamente cuatro en cada pieza- y el manejo de trescientos kilos de madera. Se han recreado 256 arcos de medio punto, 57 ventanas, 2.600 tejas de arcilla - con dimensiones en torno a 12 milímetros por 3- y unas 280 planchas de teja en material plástico. El autor buscó el fiel reflejo de lo que era la abadía de San Benito: «Me he guiado de algo diferente de las actuales ruinas, que pertenecen al siglo XVII. La que yo he reflejado es la del siglo XII-XIII». La abadía se fundó en el siglo IX, después que el Rey Alfonso III el Magno adquiriera los terrenos y comprara una pequeña construcción próxima donde albergó los restos de los fundadores de la Villa los mártires Facundo y Primitivo, poniendo nombre a la villa. Dos siglos más tarde, el rey Alfonso VI decide ser enterrado en la abadía, dado el cariño que le tenía a la villa. Es el único rey leonés que no fue inhumado en San Isidoro. Ya en 1183 surge la capilla que hoy conocemos como San Mancio y a mitad del siglo XIX los vecinos destruyeron el monasterio incendiándolo tras una revuelta.

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