| Entrevista | Raquel Sutil Suárez |
«La gente de mi edad no me entiende»
La joven pianista de Llamas de la Ribera asegura que, en algunas ocasiones, los jóvenes con los que sale normalmente no entienden que dedique tantas horas y empeño a la música
La joven pianista de Llamas de la Ribera, Pilar Sutil, lleva desde los tres años estudiando música
Raquel Sutil Suárez es una joven pianista de Llamas de la Ribera y, a sus 20 años, posee uno de los currículos más prometedores del panorama de música clásica juvenil de Castilla y León. Recientemente ha conseguido uno de los más prestigiosos galardones que se conceden en nuestro país, el tercer premio del Concurso Internacional de Piano Ciudad de San Sebastián, dentro de la categoría denominada Superior. El nivel de este certamen ha sido altísimo, como en todas sus anteriores ediciones, lo que si cabe resalta aún más las cualidades de esta joven promesa musical de la comarca del Órbigo. «Ha sido un importante premio que no hace sino motivarme para seguir en los estudios y actuar con más determinación en la carrera», apuntó la joven pianista, que se acercó al mundo de la música con sólo tres años. Raquel Sutil estudia en estos momentos en el Conservatorio Superior Eduardo Martínez Torner de Música de Oviedo, donde recibe clases del profesor Francisco Jaime Pantin. Ha llegado a este centro después de haber ganado, en su corta pero densa trayectoria, muchos premios, menciones de honor y siendo finalista en varias ocasiones de los mas afamados concursos de la comunidad autónoma. Además, ha recibido clases magistrales con Alicia de Larrocha, Luca Chiantore, Albert Atenelle, Josep María Colom, entre otros. Raquel posee una fuerte personalidad y determinación, quizá a causa del estudio prolongado de una materia, la música, que exige una gran disciplina y autocontrol. Todo ello hace que su edad no se corresponda con su madurez. Raquel se aleja mucho del típico estereotipo de los jóvenes, «es cierto que en ocasiones me siento rara con la gente de mi edad, pero casi siempre es a causa de que no comprenden el tremendo sacrificio que suponen los estudios superiores de música y el tiempo diario que se les tiene que dedicar para poder estar a la altura y superar los cursos». «Para mí no es ningún sacrifico el tener que dedicar tanto tiempo a mis estudios, me gustan y disfruto mucho haciéndolo», a lo que añade: «Personalmente no me siento nada especial por esto ni por los premios conseguidos, pero a veces sí algo incomprendida por aquellas personas con las que salgo a divertirme».