Diario de León

El escritor lacianiego centra la historia en la importancia de Leitariegos para llegar al norte

Julio Álvarez rinde homenaje en su nuevo libro a los viajeros del pasado

La obra se define como una «leyenda de caminos y de poderosas razones para viajar»

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Cristina Vergara - corresponsal | villablino
León

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El Auditorio de la casa de cultura de Villablino acogió la tarde de ayer la presentación del último libro del escritor lacianiego Julio Álvarez Rubio, (Villablino, 1949), titulado Aventureros del tiempo, un trabajo que pretende servir de homenaje a todos los viajeros que a lo largo de los siglos atravesaron el valle de Laciana y cruzaron los puertos de Leitariegos o Somiedo, desafiando los múltiples peligros e inconvenientes que se encontraban a lo largo del camino. El autor realizó un repaso de los aspectos más curiosos de las leyendas relatadas en el libro, un trabajo que no tiene nada que ver con su anterior publicación, ya que, según subrayó «en el anterior había mucho de personal y en éste no hay nada mío, pues es un documental que se basa en documentos relativos al origen e historia de los caminos y sobre todo a las razones casi siempre poderosísimas que tuvo la gente para utilizarlos, porque el viajero de hoy es un viajero muy nuevo ya que el viaje de turismo empezó a existir a partir de la segunda mitad del siglo XX». Respecto al origen de los caminos, Julio Álvarez explicó que «se supone que nacieron de manera espontánea por las migraciones de los rumiantes que siempre buscaban, en función de las estaciones, los pasos naturales más cómodos». Así mismo, destacó el primer intento de ordenación territorial que se produjo en toda Europa y el paso por la Edad Media, con numerosas historias documentadas relativas a los caminos de Laciana, con especial atención a los hospitalillos que existieron a lo largo de Leitariegos y a las sendas del ladrón. El autor también expuso todo lo referente a los caminos en la Edad Media y en el siglo de las luces, refiriéndose «a cuando el quinto conde de Toreno pretendió poner en valor los yacimientos de mármol de Cerredo y estuvo a punto de crear un camino entre Villablino y Benavente».

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