Diario de León

Un cura comprometido

La reestructuración de párrocos que está haciendo el Obispado de León obliga a Ovidio Álvarez a abandonar Villablino, tras 25 años en la comarca, y trasladarse a Omaña, a la iglesia de Riello

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Chema G. Pontón - corresponsal | villablino
León

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La noticia del traslado del párroco de la iglesia de Santa Bárbara de Vilablino, Ovidio Álvarez, no ha sentado nada bien en la comunidad de feligreses de la parroquia de Villablino. Su traslado forma parte de la reestructuración que el Obispado de León ha anunciado recientemente. Ovidio Álvarez tendrá como nuevo destino, en el mes de septiembre, la parroquia omañesa de Riello. Sus actuales feligreses, los lacianiegos, no quieren despedirse del párroco que durante tanto tiempo les ha acompañado. El párroco de Villablino, que ha estado en la villa durante los últimos veinticinco años, ha dejado un buen sabor de boca en toda la comarca, ya no sólo dentro de la comunidad religiosa, sino a nivel social de manera general entre todos los habitantes, por su compromiso con los problemas sociales, de todo tipo, que afectan a Laciana. Compromiso social El bueno de Ovidio se integró a la perfección desde su aterrizaje en Villablino. Su huella y su carisma personal han calado hondo, involucrándose de manera altruista en diversas causas. El párroco de Villablino colabora en la ayuda a drogodependientes y mostró, y dejó patente, su solidaridad y su apoyo incondicional cuando la marcha minera del año 1992. Su compromiso, con cualquier causa en la que fuera requerido, siempre estuvo ahí, por su objetibo de conseguir un mundo mejor, se consigue también con las pequeñas cosas y en el entorno próximo. Voto de obediencia Toda su implicación con la comarca no ha pasado desapercibida por nadie, hasta tal punto que distintas asociaciones, partidos políticos y sindicatos han firmado para que Ovidio Álvarez se quede en Villablino. No obstante, el sacerdote, prefiere mantenerse al margen de todas estas iniciativas, amparándose en el voto de obediencia, por el cual debe de acatar las órdenes dadas por el Obispado de León. Su sustituto en la plaza será un viejo conocido de todos los lacianiegos, Mariano García, párroco del pueblo lacianiego de Rioscuro, donde lleva como sacerdote cerca de cincuenta años.

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