Diario de León

El alcalde asegura que el propietario del edificio «no tuvo interés» en vendérselo al municipio

Jiménez pierde el frontón de tapial y adobe tras declararse su ruina

El catálogo de protección, aún en trámite, no lo incluyó «al tratarse de una propiedad privada»

Parte de la cubierta del edificio se había hundido, como se aprecia en esta fotografía de enero del

Parte de la cubierta del edificio se había hundido, como se aprecia en esta fotografía de enero del

Publicado por
A. Domingo
León

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la bañeza

Adiós. La lista del patrimonio jiminego y comarcal sufre una nueva baja. El frontón de tapial y adobe, lejos ya de su uso deportivo, como salón de baile y teatro, ya tampoco servirá como soporte del anuncio una de las alfarerías jiminiegas. Pese a haberse utilizado en su construcción la misma materia prima que para los cacharros, el coloso de barro se ha venido abajo por acción de las máquinas, después de que se tramitara el expediente de ruina ante el Ayuntamiento de Santa Elena de Jamuz.

La polvorienta despedida no ha sido cuaresmal, sino que se produjo a principios de este invierno. Según manifestó ayer el alcalde de Santa Elena de Jamuz, Jorge Fernández, el propietario del edificio «no tuvo interés en vender» cuando el municipio mostró su interés por el edificio -”tres alturas de tapial y adobe-”. Fernández señaló desconocer las razones por las que el frontón de Jiménez no se incluyó entre los elementos catalogados en las normas urbanísticas municipales -”aún en fase de aprobación-”, aunque señaló que el edificio «tenía entidad para que el catálogo lo incluyera». En cualquier caso, el regidor indicó que las posibilidades de mantenerlo pudieron pesar en el ánimo de los redactores: «El Ayuntamiento no lo incluyó al tratarse de una propiedad particular, aunque, en cualquier caso, el catálogo estuvo expuesto al público y se podía haber propuesto su inclusión», añadió Fernández. Cabe destacar que la lista de elementos protegidos de las normas urbanísticas en trámite del municipio incluye propiedades particulares y públicas y que este hecho es normal en cualquier otro municipio.

«Sin respaldo»

Jorge Fernández señaló que el Ayuntamiento, en sus intentos de comprar el frontón, nunca encontró el apoyo de otras instituciones, necesario para arreglar la construcción. «¿Qué hubiéramos hecho con un edificio de tejado hundido y paredes separadas? Quizá, el Ayuntamiento también lo hubiera tenido que derribar», manifestó al tiempo que destacaba que mantener la mole de barro podía suponer una auténtica rémora para un municipio «con un presupuesto que da escaso margen de maniobra».

El viejo frontón es ahora «un pedazo de la historia del pueblo en la memoria, que ningún alcalde, yo tampoco, hemos conseguido salvar», señaló Fernández, que añade que cuando se solicitó el informe de declaración de ruina, ésta «era ya una necesidad».

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