Diario de León

El emocionado testimonio del jefe de la Brigada de Salvamento de la Vasco

José Carlos García Jarrín se emociona al recordar el día del accidente. DL

José Carlos García Jarrín se emociona al recordar el día del accidente. DL

León

Creado:

Actualizado:

Comienza hoy la última jornada prevista para la toma de declaraciones a los 16 acusados por el accidente del Pozo Emilio del Valle del a Hullera Vasco Leonesa, que costó la vida a seis mineros el 28 de octubre de 2013, y lesiones a otros ocho trabajadores.

Hoy está previsto que presten declaración los últimos cuatro acusados, el ingeniero José Carlos García Jarrín; los vigilantes de seguridad Andrés Rodríguez Cuesta y Alberto Rivero Fernández y el delegado minero Alberto Fernández Díaz.

La visa oral se suspenderá entonces hasta el próximo lunes, cuando comenzarán las declaraciones de los testigos. 

14.14

La jueza da por concluido el testimonio de los 16 acusados, y cita para el lunes, día en que comenzarán las testificales.

14.00

Comienza su declaración Alberto Fernández Díez, delegado minero de seguridad. El fiscal recuerda que solicitó el sobreseimiento y no ha dirigido acusación contra él. Aún así, le pregunta para manifestar que es un cargo elegido directamente por los trabajadores de la empresa, y contesta que nunca recibió ningún aviso de los trabajadores de ese grupo ni de ninguno sobre circunstancias de especial peligrosidad. 

A preguntas de su abogado señala que tras el accidente fue reelegido por los trabajadores como delegado de seguridad, reconoce que nadie le trasladó ninguna queja y que había medios suficientes para denunciar incidentes. Sobre si había sensación de tener que estar callados, Fernández señaló: "En este sector somos suficientemente reivindicativos, nadie se callaba nada. Se hicieron duras huelgas para reivindicar nuestros derechos en todos los ámbitos, más si hubiera sido en cuestiones de seguridad". 

13.35

Comienza su declaración el otro vigilante de seguridad, Alberto Rivero Fernández. Encargado del Flanco Sur, el lavadero y el túnel, entre otras instalaciones. Al Pozo Emilio va puntualmente cuando se lo ordenan. El día del accidente estaba allí, para clausurar una explotación en la planta 9ª.

El día 26, dos antes del accidente, arrancaron la ventilación de todo el Grupo Tabliza tras una parada programada. Visitó todos los talleres ("diez o doce") y también el del accidente, en el que no vio ninguna irregularidad. En él se hizo una "purga lenta" porque no había contactado con planta superior y tenía más gas. "Ventiló perfectamente, vi toda la explotación y todo estaba correcto". 

No hubo nada que le llamara la atención y el metanómetro daba valores normales.

Considera que los 500 trabajadores de la empresa y los muchos kilómetros de explotación no eran mucho trabajo para dos vigilantes de seguridad, porque había vigilantes de explotación y otros responsables encargados de transmitirles cualquier problema. "Y aquel no era un taller de especial riesgo". 

Ningún trabajador o responsable le comunicó miedo y nada irregular en el taller accidentado, "a la mínima observación allí hubiéramos estado, sin duda". 

Recuerda que dos de los fallecidos eran miembros de la Brigada de Salvamento, y "jamás, jamás, a pesar de la relación personal que teníamos y el contacto muy frecuente, dijeron nada de que hubiera incidencias especiales en ese taller". Tampoco un vigilante de segunda con el que también alternaban fuera del trabajo. 

Rivero apuntó: "Creo que no me lo comentaron porque todo lo que se dice no es verdad. Si no, lo hubieran dicho, seguro, y ahí habríamos estado". 

 

13.20

Comienza la declaración de Andrés Rodríguez Cuesta, vigilante de seguridad que tenía asignado el Pozo Emilio del Valle. Vigiló el disparo de la roza el día 11 de octubre, y después sábado y domingo no se trabajó. 14 y 15 se comienza la explotación del taller, se abría solo una calle. La explotación comienza como es  habitual, no hay nada especial. El día 16 acude a las prácticas de la Brigada de Rescate, y el día 17 coge vacaciones y sale fuera del país. 

No tiene más noticias porque está de vacaciones, también cuando vuelve, que le quedan aún varios días. 

No existe la figura de vigilante de seguridad suplente, su compañero está adscrito al grupo Flanco Sur. 

Sólo responde al fiscal y a su abogada, la jueza no tiene preguntas. 

12.40

El ingeniero García Jarrín se emociona al recordar lo ocurrido el 28 de octubre de 2013. "Me llamó el director facultativo, contacté con los miembros de la Brigada de Salvamento, fuimos a Santa Lucía por los equipos y llegamos al Pozo Emilio. Solicitamos jaula y estaban sacando a los heridos, pensábamos que eran heridos. Cuando llegamos a la planta 7ª ya los habían sacado. Revisamos toda la zona para comprobar que no había quedado nadie. Cuando acabamos había pasado más o menos una hora desde el accidente, y el metanómetro seguía marcando un 1% de oxígeno". 

Explica que la preocupación se centraba en dónde estaba la locomotora, que a funciona con baterías, porque "si no había parado era un peligro de explosión". También en la cabeza del pozo el nivel de oxígeno era del 18%, y en la planta 6ª había bajado". Luego, señala el jefe de la Brigada de Salvamento, "subimos y vimos lo que había pasado". García Jarrín para brevemente su declaración, se emociona y llega a las lágrimas. Lleva casi tres horas de declaración al fiscal, las acusaciones y las defensas.

Recuerda que tres días después seguía saliendo gas. 

A preguntas de la jueza señala que "daba igual que la ventilación hubiera estado funcionando más tiempo. No sólo todo se había llenado de metano, sino que del fondo del taller seguía saliendo una importante cantidad de gas, con mucha fuerza. Siguió saliendo varios días. Eso no hay quien lo limpie".

 

12.05

El ingeniero reconoce a preguntas de la defensa que la principal medida de seguridad es el comportamiento de los trabajadores, y que las víctimas eran mineros de gran experiencia. En todo caso en cada grupo de trabajadores había un vigilante de seguridad, también de gran experiencia. 

Responde también que los dos vigilantes de seguridad que de él dependían uno estaba asignado al Flanco Sur y otros servicios y el otro al Pozo Emilio, que estaba de vacaciones. "En ningún momento ningún vigilante de la explotación advirtió de que pasaba nada, y cuando fuimos allí a revisar aquello estaba como la mejor explotación". 

Recuerda que el delegado minero de seguridad no es un vigilante, sino que le eligen sus compañeros y puede ir al relevo que quiera y donde quiera. 

Y reconoce que la Brigada de Salvamento está formada por los trabajadores de élite de la mina. De hecho dos de los fallecidos eran miembros de esta brigada, y otro había sido miembro. También que en la minería del carbón es un orgullo pertenecer a esta brigada; y que además es un cuerpo que colabora con el 112 en los incidentes que se producen en túneles. 

11.50

A preguntas de la defensa señala que no hay normativa de seguridad que obligue a tener equipos de respiración en las instalaciones de la mina. Y que, aunque desconoce cuánto tiempo puede aguantar una persona en una atmósfera invadida por el grisú hasta que sufre daños irreversibles, es imposible que la Brigada de Salvamento llegue en apenas cinco minutos a cualquier punto de la mina. Por eso el autorrescatador es el equipo de protección personal. 

11.20

Los abogados de la acusación preguntan reiteradamente al ingeniero responsable de Seguridad por la forma de trabajo de la Brigada de Salvamento, y por la ausencia de los vigilantes en la zona siniestrada en octubre de 2013. 

Insisten en si en los planes de seguridad de la Hullera Vasco Leonesa no tenían que haber contemplado mayores medidas de seguridad específicas para contemplar supuestos de invasiones de grisú como la que ocurrió, sobre todo después de  un incidente similar en 2009. 

García Jarrín insiste en que los autorrescatadores son la mejor fórmula de seguridad ante un escape de grisú.

10.15

A preguntas del fiscal señala que cuando se produjo el accidente se pusieron en contacto con todos los miembros de la Brigada de Salvamento, que acudieron a Santa Lucía, donde estaban los equipos. Y fueron al Pozo Emilio. "Las distancias son grandes, y cuando se llega al pozo tampoco se llega al taller en dos pasos". 

El fiscal pregunta por qué no había equipos de respiración repartidos por la mina, y García Jarrín explica que estos equipos son "personales e intransferibles" y que no pueden ser utilizados por personas que no están entrenadas. Y no pueden guardarse en la mina porque deben ser conservados en ambientes adecuados. 

No sabe si después del accidente se planteó formar a la plantilla en la utilización de estos equipos de respiración, porque poco después dejó la actividad en la zona.

A preguntas de la acusación considera que dos vigilantes eran suficientes para vigilar todos los pozos e instalaciones de la mina.

9.55

Comienza la declaración de José carlos García Jarrín, ingeniero técnico y jefe de Seguridad Minera del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales. Que dirigía también la Brigada de Salvamento.

Señala que nunca ningún vigilante dio cuenta de que en la planta 7ª del macizo 7º se produjera ninguna situación anómala, "y yo los días que estuve allí nunca vi nada raro, dentro de lo que había en esa mina, que todos los que hemos trabajado allí sabíamos". 

De hecho indica que "era una explotación bastante menos problemática que las otras que se habían explotado en esa zona". 

Sí reconoce que nunca rellenó los libros porque "no había incidencias, si había algo se decía a los superiores de palabra". 

tracking