Diario de León

PAPONA DE ACERA

Dad luz a la Señora

Los 'camareros' de la Virgen del Mercado la baja del altar para subirla al paso. Hoy arranca la Semana Santa en León con la inmemorial procesión de la Dolorosa

Los 'camareros' de la Virgen descienden a la Señora del Mercado del altar para subirla a su paso

Los 'camareros' de la Virgen descienden a la Señora del Mercado del altar para subirla a su paso

León

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Se extiende la Semana Santa como un suave manto por la ciudad, en penumbra, como en secreto, aún dentro, en los templos, entre devotos y seises, que el pueblo llano, el que hoy acompañará por miles a la Señora de León, a la Virgen del Mercado, la Antigua, la Morenica, la más venerada, ese anda aún en otras parroquias.

Apenas llega el aroma del incienso a las calles ni el sonido de las plegarias traspasa los muros de los templos y sin embargo bulle esta santa Pasión leonesa, cinco siglos ya, quinientos años van.

Sin haber caído aún la noche, se refugia el sentimiento en Santa Nonia, mecido por música celestial, aromado con la resina dulzona que purifica almas y calma corazones. Sin ser todavía oscuridad completa callan los rezos en el Mercado y baja la Virgen del altar.

A esa misma hora, la víspera de que todo comience, cuando aún es jueves sin bautizo ni nombre santo, el cielo pregona el preludio de lo que será, que sin estar escrito se anuncia ya, e ilumina la tierra con sus designios. Con la Virgen en tierra, subida a su altar humano, hecho de andas y varales, se abre el firmamento sin ruidos ni aspavientos pero con contundencia y se hace la luz en decenas de rayos. Es, ay, penitencia de papón. Que no hay dolor más grande que las lágrimas se fundan con la lluvia y la procesión quede en casa. Palabra santa del Zaragozano y de Maldonado.

Pero dentro de la iglesia del Mercado no se mira tan alto porque la Señora tiene ahora dimensión humana y sus ‘camareros’, todos hombres, todos mozos del barrio, sin importar edad evidente o no, todos bautizados allí o allí vivida su vida, se afanan en atornillar la madera de peral hecha arte, la vieja Piedad del XV a su trono y luego cubrirla con el manto que no será este año el donado por la reina Isabel II sino el que mandaron bordar a las clarisas hace 50 años Vicente Zorita y su esposa Carmen Ponce, morado en el terciopelo, oro en el hilo. Mientras sudan los hombres, juegan en un banco Irene y sus dos hermanos a hacer un adorno de goma de Taiwán, tiempos modernos que se extienden por la santa semana que dura en León 10 días.

Tiempos modernos, sí, que convierten en costumbre lo que fue un simple gesto, ceden los braceros para que pujen una tiradina alcalde y concejales, ellas también. Y es así como se esparcen las simientes de la nueva era, de costumbre ancestral y cambio, y hay quien echa ya cuentas y lleva en mente el acta de bautizo de los braceros del Mercado, que todos debieran, y como un discreto manto se extiende la petición, que ellas lleven también a la Señora, venerada por reinas y damas, adorada por las mujeres de León, iluminada esta noche por sus ‘alumbradoras’, Señora de señoras, que abrieron paso las edilas y piden brazo ahora ellas. Para llevarla a Ella.

Hoy será esa una petición más en un mar de ruegos pues la del Mercado es Virgen de rogativas, súplicas y plegarias, bálsamo para el desconsuelo y refugio para los desahuciados.

Cae en la calle el anticipo del diluvio universal y en la iglesia alguien dice: ‘Dad luz a la Señora’. Y así acaba el día para que empiece hoy la Semana Santa, en Viernes de Dolores, el día en que León entero sale a la calle. Con la Virgen de todos. Sin más mandamientos. El pueblo y su Señora. Y todo vuelva a empezar.

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