Diario de León

León se rinde a la Amargura y Minerva hace cofradía

El alcalde con los braceros y las hermanas de la Amargura en el Benito

El alcalde con los braceros y las hermanas de la Amargura en el Benito

León

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Se cumplió. La promesa que hicieron el año pasado los braceros de la Amargura a su Virgen se cumplió. Ayer la Amargura, devoción de la cofradía de la Vera Cruz,  estuvo en la calle, arropada por la ciudad, que de manera espontánea aplaudió a sus braceros a lo largo de todo el recorrido. No había rincón en León que no supiera que el año pasado la Virgen quedó en casa. Sus aplausos reconocieron el trabajo esforzado de todo un año de los braceros, con su bracero mayor al frente.

Salió la Amargura de la carpa instalada en la Plaza Mayor mecida con dulzura. Y llegó, tres horas después, de nuevo a la Plaza Mayor, bailada suavemente, como se hace con una Soledad en León. La esperaban en un lateral las hermanas de Minerva, las mujeres de la Amargura vestidas de traje, con mantilla. Al otro lado, el abad y la junta de seises. Llegó en puja perfecta al son de ‘Tras de ti, mi Cautivo’, de José Manuel Sánchez Molero, interpretada con solemnidad por la Agrupación Musical del Gran Poder de León, que recibió un fuerte aplauso de los braceros de la Amargura. En medio de una gran emoción, entregaron un ramo de flores con un crespón negro a la viuda e hijos del banderín de la agrupación, fallecido hace menos de dos semanas en un accidente de tráfico. De manera espontánea, seises de otros pasos rindieron homenaje a los braceros de esta antigua Soledad que León llama ‘la Paloma’. Un gesto para cerrar viejas heridas. Y Minerva hizo cofradía.

Fue una tarde de gestos. Al homenaje que el seise y los braceros de la Amargura rindieron al bracero mayor del paso por su “empeño y esfuerzo”, en palabras del seise, Carlos Cueto, se unió el del paso a la agrupación musical de Angustias, cuyos integrantes se ofrecieron el año pasado a dejar sus instrumentos para ayudar en la puja. En reconocimiento, la Amargura les entregó ayer una placa en la que se leía ‘Gracias por ser hermanos de verdad, al margen de emblemas, túnicas y devoción, Hermanas y Hermanos  de la Virgen de la Amargura‘ y que el director de la agrupación, Isaac Ibáñez Garcia, leyó emocionado en voz alta. A su vez, el paso del Lignum regaló un llamador al paso de la Amargura y este una ofrenda a las Concepcionistas, en cuyo convento está al culto la imagen de la Virgen.

Antes, los braceros y el seise del paso acudieron a la limonada solidaria organizada por el bracero mayor y su mujer para recaudar alimentos para la Asociación Leonesa de la Caridad. Se cumplió así la otra vertiente de la cofradía que es, además de penitencial y sacramental, solidaria y desde antaño tiene una vocación con quienes lo necesitan, especialmente presente en su bracero mayor. Los braceros de la Amargura  entregaron 650 kilos de alimentos, que serán empleados en dar de comer a los sin techo de la ciudad.

A la limonada solidaria acudió el alcalde de León, Antonio Silván, que agradeció a los braceros su gesto con una asociación que no recibe prácticamente ayuda oficial.

La Procesión de la Amargura, que cambió de emplazamiento de salida por las obras de la Plaza del Grano, comenzó con la colocación de la reliquia de la Cruz, propiedad de la cofradía, en el paso del LIgnum Crucis, que estrenaba cruz en verde y dorado, obra del imaginero leonés Manuel López Becker. Minerva prepara un relicario en forma de cruz para guardar la astilla que, según la creencia, formó parte de la cruz en la que murió Jesucristo.

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