Diario de León

gonzález-sinde finalista del premio planeta

«Dejar la política te obliga a volver a tu oficio desde cero»

La política no me ha decepcionado. Salí con mejor concepto del que tenía. Se trabaja mucho y vocacionalmente

andreu dalmau

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Publicado por
miguel lorenci
León

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Ángeles González-Sinde tiene la conciencia «muy tranquila». Cree que no ha traspasado ninguna línea roja, ni ética ni estética, y que no ha contravenido ninguna ley, y menos la de incompatibilidades, presentándose al premio Planeta y embolsándose los 150.000 euros del finalista con su primera novela para adultos, El buen hijo. « Es legal y es normal», asegura. «Es una situación prevista por la ley y la cumplo», se anticipa a las suspicacias. Está más que orgullosa de escribir la novela y ponerle la guinda del premio. Para ella ha sido «balsámico» volver a narrar, poder pasar página y dejar atrás una andadura política con más espinas que rosas «que me dejó muy magullada».

«Necesitaba volver a escribir. Me ha costado mucho, pero ha sido balsámico; empecé, me bloqueé, arranqué y lo pasé muy mal», explica.

«Esta novela es quizá el trabajo más importante de mi carrera. Supone la búsqueda de un nuevo principio», dice la que fuera ministra de Cultura en el segundo Gobierno de Zapatero.

«Dejar la política para una persona que no es funcionaria ni política profesional te obliga a volver a tu oficio desde cero», asegura. Sabe además que es muy complejo volver al cine, su otro oficio. «No es fácil. No está muy bien de salud, y no solo por las ayudas públicas; el cine es un puzle y hacen falta todas las piezas para poner en marcha la máquina de una película. Y el puzle está incompleto», plantea. Nadie se acordó de ella al dejar el ministerio. Y le dolió. «Es un malentendido. No te llaman ni para dar una charla en el colegio de tu barrio creyendo que te va fenomenal y que te sobran las ofertas. Y puedes estar necesitado no solo de trabajo, también de sentirte útil». «Sufrí mucho desgaste personal. Estoy satisfecha de mi paso por la política y es una experiencia extraordinaria, más en mi caso, pero es un oficio mucho más duro e intenso de lo que la gente ahora pueda creer. Este concepto tan negativo de los políticos no es muy saludable». «La política no me ha decepcionado; salí con mejor concepto del que tenía. Se trabaja mucho y vocacionalmente. Por cada caso de corrupción, hay muchos más de gente honrada de la que invita a pensar los periódicos», asegura. «Es cierto que quedé magullada de esa etapa -insiste- y temo que no se me vea como un individuo, sino como parte de un entramado».

Literatura infantil

«Intento trabaja en lo que sé, que es escribir», dice la autora de El buen hijo, que añoró la escritura en su período como ministra entre 2009 y 2011. Comenzó la novela hace unos años y tardó en encontrar la voz que le permitió seguir. También renovó su afán por la literatura infantil con la cuarta novela de una serie que ya tenía tres entregas. «He hecho con mi primera novela para adultos lo mismo que con la primera infantil que presenté al premio Edebé. La presenté al Planeta para que llegara al mayor número de lectores».

Su protagonista está anclado en su pasado y sometido a su madre y su familia. «Tiene miedo a lo desconocido, al cambio, al riesgo». «Está cómodo en los parámetros conocidos y si explora más allá se arriesga y se asusta. Toma conciencia de que su problema son los miedos y los quiere superar. Se refugia en la costumbre de los hábitos y las manías» enumera su creadora. «No sé si ese miedo a ser lo que somos asalta a todo el mundo, pero sí a Vicente, el protagonista, y a mí», reconoce. El personaje «se atrancó en los 17 y tiene que deshacer ese nudo. Un malentendido, porque a veces nuestro papel en la familia es fruto de un malentendido», dice Sinde. Su protagonista «cree debe estar ahí para sostener el equilibrio familiar y su mudo y da lugar a situaciones cómicas».

No ha escrito pensado en el cine y no habrá película. «Hago compartimentos estancos: la novela, la narración infantil y el cine». «El cine tiene un espectro limitado de historias. Habla de lo invisible mediante lo visible pero es difícil encontrar historias adecuadas. La literatura es otra cosa. Son historias lejos de esas herramienta de lenguaje que dependen más de la palabras el tiempo verbal y la manera de contar», concluye

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