Diario de León

Literatura y cine, un raro ‘matrimonio’

l. Bradbury, Anne Rice y Palahniuk admiten que el cine superó sus libros. Con ‘Saving Mr. Banks’, el séptimo arte dedica su particular tributo a aquellos autores decepcionados cuando su novela se ve adaptada a la gran pantalla y, aunque hoy muchos escritores ni se atreven a ceder sus derechos, también hay excepciones

El escritor Noah Gordon en la presentación de la película basada en su libro ‘El médico’

El escritor Noah Gordon en la presentación de la película basada en su libro ‘El médico’

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samuel regueira
León

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Las quejas de la escritora P. L. Travers sobre la adaptación cinematográfica de su Mary Poppins no tuvieron nunca mayor eco que el filme original. 50 años después, Disney rinde su particular disculpa a la autora con Saving Mr. Banks, una cinta que recrea aquellos convulsos días protagonizada por Emma Thompson y Tom Hanks.

Esta serie de encontronazos entre un director de cine y el autor de la obra que se adapta resultan frecuentes. Michael Ende puso el grito en el cielo con La historia interminable, inspirado en su célebre novela homónima, y clamó que los cineastas responsables «no habían entendido el libro en absoluto», ya que la única intención con la orquestación de esta película había sido «ganar dinero».

Roald Dahl tampoco quedó muy convencido de la primera versión de Charlie y la fábrica de chocolate, tanto por el protagonista, Gene Wilder, al que consideraba «pretencioso y poco alegre» para ser Willy Wonka, como por los cambios de guion o algunos numeros musicales, tal y como cuenta Donald Sturrock en Storyteller, la biografía autorizada del autor de Matilda.

Sin embargo, la web IMDb.com destaca que en varias fotografías del rodaje recogidas en el DVD de la película se puede ver a un Dahl sonriente que asistió a los platós e incluso al estreno, por lo cual cabe sospechar que sus recelos no eran tan radicales, si bien la segunda parte del libro jamás ha recibido luz verde para su correspondiente adaptación.

Los autores enfocados al público adulto también han tenido sus distintos vaivenes con los directores y los cineastas a la hora de traducir una historia escrita al lenguaje del séptimo arte, algunos con posturas verdaderamente extremas.

El polémico Bret Easton Ellis ha llegado a renegar de todas las adaptaciones de sus novelas, incluso de la popular American Psycho , mientras que Ken Kesey despreció en toda su vida Alguien voló sobre el nido del cuco , pese a que la cinta ganara, entre otros, el Óscar al mejor guion adaptado.

Tal vez el caso más célebre sea el del escritor J. D. Salinger, que profundamente decepcionado ante el melodrama amoroso My Foolish Heart, cinta basada en su cuento Uncle Wiggily in Connecticut, se negó para siempre a ceder sus obras al cine, para disgusto de los fans de El guardián entre el centeno , que confían en ver algún día una versión fílmica de los avatares del antihéroe Holden Caulfield. Otro escritor radical contra los largometrajes de sus obras es Alan Moore, que se ha manifestado abiertamente contrario a cada acercamiento del séptimo arte a su particular imaginario, aplaudido por la crítica en From Hell, V de Vendetta y La liga de los hombres extraordinarios, entre otros cómics. Con la más reciente adaptación al cine de su colosal novela gráfica Watchmen, Moore declaró que «escupiría veneno sobre ella durante meses», según recogió la web Hero Complex, propiedad de Los Angeles Times.

Notorias fueron también las quejas del popular escritor Richard Matheson, uno de los profesionales de la Literatura más volcados en las artes audiovisuales, que pese a todo jamás se sintió contento con ninguna de las tres intentonas que, en 1964, 1971 y 2007, trataron de llevar a la gran pantalla una de sus novelas más emblemáticas, Soy leyenda. De la primera adaptación de su libro, protagonizada por Vincent Price, lo único que no le convencía precisamente era el actor principal, mientras que las siguientes intentonas «ni molestaban» de lo poco que respetaban al texto original.

«No comprendo qué interés tiene Hollywood en adaptar mi novela tal y como no la escribí», declaró en 2001 para el libro aún inédito The Last Man on Film: Adaptations of Richard Matheson’s I Am Legend, firmado por David Brown y John David Scoleri. Pese a todo, muchos escritores tratan de ser conciliadores cuando hablan de las versiones cinematográficas de su libro. Stanislaw Lem, bien poco convencido del Solaris dirigido por Andrei Tarkovski, siempre ha considerado «un genio» al realizador.

Por su parte Noah Gordon, en una entrevista con Efe, confesó que al principio no le gustó la cinta de El médico, pero después aceptó el esfuerzo que los cineastas hicieron en «meter en una película» esta historia tan larga.

POLÉMICO Kubrick

Con una filmografía de tan solo trece películas, Stanley Kubrick atesora por comparación el mayor número de choques con los escritores de las novelas que adapta, dada su tendencia a las versiones más libres, como hizo con el thriller político Red alert, de Peter George, al que transformó en la comedia Dr. Strangelove or How i learned to stop worrying and love the bomb. La fructífera colaboración con Arthur C. Clarke para dar vida a 2001: una odisea del espacio supone la única excepción en una trayectoria en la que ni siquiera cuando daba plena libertad se evitaban los problemas. El guion de Lolita, firmado en solitario por su autor original, Vladimir Nabokov, se alejó con mucho de la novela germinal.

Stephen King, uno de los autores vivos más adaptados al cine, ha aplaudido las versiones cinematográficasde sus novelas The Green mile, Apt Pupil, Misery o The Shawshank Redemption.

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