Diario de León

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Los años de plomo

NICOLÁS SÁNCHEZ-ALBORNOZ (1926) ACABA DE ALCANZAR LA INFRECUENTE CONDICIÓN DE NONAGENARIO, DESPUÉS DE UNA FÉRTIL Y AZAROSA EXISTENCIA, SALPICADA DE PRESIDIOS Y DESTIERROS, QUE CULMINÓ EN 1991 CON SU NOMBRAMIENTO COMO PRIMER DIRECTOR DEL INSTITUTO CERVANTES. . divergente

Nicolás Sánchez- Albornoz

Nicolás Sánchez- Albornoz

Publicado por
ERNESTO ESCAPA
León

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E sa travesía la cuenta en su libro de memorias Cárceles y exilios (2012), donde evoca y reflexiona sobre los episodios más destacados de su vida: el exilio infantil en Francia, la detención en Madrid como estudiante de Letras en la Semana Santa de 1947, el paso sucesivo por las prisiones de Alcalá de Henares y Carabanchel, su estancia en Cuelgamuros (Valle de los Caídos) entre marzo y agosto de 1948, la huida clandestina a Francia, los dieciocho años de docencia en un país tan oscilante como Argentina, la fundación de Ruedo Ibérico en marzo de 1961 y en París, su empleo universitario en Estados Unidos y la vuelta a España de un par de meses en 1976, acompañando a su padre, el medievalista Claudio Sánchez-Albornoz. Una vida tan dilatada e intensa nos concierne a los leoneses, pues Nicolás preside la Fundación creada con el nombre de su padre, que tiene en León uno de los puntales de actividad. Además, aquel episodio de posguerra que lo llevó a prisión tuvo entre sus protagonistas a otros paisanos nuestros, incluida la pionera luchadora Albina Pérez Fernández (1925). Hija del dueño del bar Aterrizaje, situado en la esquina de la calle Paloma con Sal, Albina pasó quince meses en la cárcel de mujeres de Ventas cuidando de su compañera de redada Mercedes Vega, afectada por un tumor cerebral que le provocaba vértigos.

PRIMERA REBELIÓN ESTUDIANTIL

La Federación Universitaria Escolar (FUE) había sido la organización estudiantil que agrupó el rechazo institucionista a la dictadura de Primo de Rivera y el entusiasmo educativo republicano. La primera FUE surgió en 1926 en protesta a la licencia de la Ley Callejo de autorizar a los centros universitarios de Deusto (jesuitas) y del Escorial (agustinos) la concesión de títulos universitarios. Contó entre sus dirigentes con varios leoneses: Arturo Sáenz de la Calzada (1907-2003), que la presidió durante la República, y después de la guerra, el escritor Suárez Carreño y Albina Pérez. Albina era una de las intrépidas militantes del Comité Nacional detenido en marzo de 1947, junto a Mercedes Vega, estudiante de Químicas. En la redada cayeron Nicolás Sánchez Albornoz, Manuel Lamana, Ignacio Faure y varios profesores del Liceo Francés, donde se localizó el almacén de propaganda. Habían hecho la pintada más resistente del antifranquismo en los muros de la facultad de Letras, empleando nitrato de plata, invisible por la noche pero que resalta con la luz del sol. ¡Viva la universidad libre! Para borrarla, picaron las letras una a una, con lo que el mensaje resaltaba aún más. Carmelo Soria pudo librarse de la redada y sería poco después, ya en Chile, corresponsal de Espadaña y proveedor de los libros poéticos de Pablo Neruda, que la revista ofrecía a sus lectores. El novelista Lamana (1922-1996) y Sánchez-Albornoz consiguieron huir de Cuelgamuros en agosto de 1948, en una operación urdida por Francisco Benet, hermano del novelista, con la ayuda de Bárbara Probst y Bárbara Mailer, en un coche cedido por el novelista americano. Una fuga llevada al cine sin excesivo acierto por Fernando Colomo en Los años bárbaros (1998), novelada por Marcel Saporta, hermano del vicepresidente del Real Madrid, en El fin de la esperanza (1950), con prólogo de Jean Paul Sastre, y por el protagonista Lamana, en Otros hombres (1956), que ahora redondea Nicolás con su testimonio .

EL LEGADO DE LA FUE

Aquella FUE rescatada en los cuarenta publicó en París (diciembre de 1946) el poemario clandestino de Eugenio de Nora Pueblo cautivo. Bajo la dirección de Sáenz de la Calzada, la FUE había impulsado las Misiones Pedagógicas, con el objetivo de acercar, con el equipaje de la cultura, la juventud universitaria al mundo rural. Las Misiones llevaron teatro y música, exposiciones y conciertos, cine y libros, pero también campañas de higiene y alfabetización. La tarea implicó a la minoría universitaria en una aventura de nacionalismo popular, que va a impulsar de paso el desarrollo de la artesanía y el aprecio por la música tradicional. Su servicio de Bibliotecas dotó a las escuelas de la provincia de León de más libros que a ninguna otra provincia española. El servicio de teatro fue un empeño personal del inspector Alejandro Casona. Su repertorio esencialmente clásico combinaba obras breves del Siglo de Oro con adaptaciones del propio Casona. El servicio de teatro contó enseguida con una sección de guiñol, a cargo del escritor gallego Rafael Dieste (1899-1981). También La Barraca, que dirigió Federico García Lorca, fue iniciativa de la FUE y Arturo Sáenz de la Calzada su presidente del consejo de administración.

De su paso por Carabanchel, Nicolás Sánchez Albornoz recuerda la presencia como presos del pintor Caneja y de un joven anarquista leonés, Isidoro, detenido en la Estación del Norte mientras disfrutaba en un vagón una ardiente despedida con la amante del director general de Seguridad. El consejo de guerra contra los catorce detenidos de la FUE se celebró el 12 de diciembre de 1947 y contó entre sus vocales con el coronel Jorge Vigón, futuro ministro de Obras Públicas entre 1957 y 1965, amante de la marquesa de Cubas y protector involuntario de los escritores Juan Marsé, Ángel González y Juan García Hortelano. Como suplente, figuró el coronel Estévez, suegro de Fraga y efímero gobernador civil de León durante la guerra.

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