Diario de León

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«El siglo XX fue triplemente criminal»

Pierre Lemaitre subraya que es «novelista, no historiador», y que sus novelas «no tienen que dar lecciones de historia ni de moral», porque es a cada lector a quien corresponde «interpretar como quiera» un libro.

El escritor francés Pierre Lemaitre

El escritor francés Pierre LemaitreDANIEL PÉREZ

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L la historia no se repite —dice—, y «las similitudes entre periodos son frecuentemente falsas. Se habla mucho en Francia en los últimos tiempos de la vuelta de los años 30, pero esto es casi una pereza intelectual que permite hacer una metáfora sobre los tiempos de hoy», ha afirmado a los periodistas Lemaitre.

El ganador del Premio Goncourt, que este martes participa en Málaga en un encuentro con el público organizado por el Centro Andaluz de las Letras (CAL), asegura que cuenta «una historia» que sitúa «en un contexto histórico» y deja «al lector que haga su propio trabajo de decantación, de comprensión y de interpretación». «Considero que el libro deja de pertenecer al novelista en el momento en el que se publica», añade Lemaitre, que cree que esto es «una de las grandezas de la literatura».

Una mujer protagonista

Acaba de publicar El silencio y la cólera , en la que la protagonista es una mujer, Hélène, y Lemaitre sostiene que es posible que un hombre escriba sobre personajes femeninos.

«En el momento en que tomamos la palabra de un personaje, la primera palabra es la credibilidad, que es la medida del talento del escritor. Si alguien no es capaz de tomar la palabra de un personaje, es urgente que cambie de oficio», dice.

«La segunda palabra es la legitimidad, porque estamos en un periodo de feminismo militante que plantea la pregunta de la legitimidad de los hombres para hablar en nombre de mujeres —añade—. Estoy convencido de que un novelista tiene derecho a escribir de lo que le dé la gana como quiera».

Cree que no lo ha hecho «tan mal» en este libro y además ha contado en el proceso de escritura con el apoyo de algunas lectoras que le hicieron sugerencias tras las que introdujo «pequeñas correcciones, esas cosas mínimas que hacen que una lectora se identifique o no».

Por ejemplo, había creado una Hélène «que no tenía ninguna duda sobre su deseo de abortar», pero una de esas lectoras le dijo que «debería haber algún momento en que tuviera dudas».

«Mi personaje era monolítico, en una única dirección, quería abortar e iba a por ello, pero he vuelto a escribir un párrafo donde la hago pasar por esa duda», explica.

El siglo más criminal

Vuelve a situar una historia en el siglo pasado porque «nunca se escribe mejor que sobre crímenes, y el siglo XX ha sido triplemente criminal, no solo por las dos guerras mundiales, sino porque no ha habido ningún siglo en la historia de la humanidad que haya tenido tantas guerras, y nunca se vivieron horrores como el holocausto».

Pero, precisa, en este libro habla de «un crimen ecológico», porque en los años 50 que reflejan esta novela «se construyó el calentamiento global», y para Lemaitre «lo increíble es la inocencia con la que en los 50 y los 60 se vivió». Lemaitre «desconfía» en las novelas «de los personajes que son más inteligentes que su época», y apunta al respecto que podría haber creado «una Hélène que entendiera lo que hoy sabemos, pero habría sido un engaño».

«Quería decirle al oído ‘ten cuidado’, pero Hélène es una joven de su época y, como todo el mundo, ha bailado encima del volcán y se ha entusiasmado con los años 50», señala el escritor, que califica esa época como «una edad de la adolescencia por su inocencia, con un entusiasmo por el nuevo capitalismo».

«En realidad, fue un crimen involuntario e inconsciente, pero las jóvenes Hélène de hoy tendrían derecho a ver a mi generación como una generación criminal», admite.

Si Lemaitre escribiera sobre la época actual, cree que su literatura sería «más radical y violenta» y trataría sobre «el ecoterrorismo, el término que utilizó el ministro francés del Interior para insultar a los movimientos ecologistas radicales».

«Si fuese más joven y corriese más rápido, porque ahora para manifestarse hay que saber correr, me sentiría próximo a los movimientos ecologistas radicales», asegura el escritor, de 72 años.

Estos movimientos «no atacan a las personas, sino al aspecto material de aquellos que son contaminantes, y los jóvenes que atacan refinerías de petróleo tienen mucho coraje y mucho valor, y son incluso heroicos», según Lemaitre, que se siete «muy orgulloso de esa juventud». «Pero, por desgracia, estoy lejos por mi edad», añade.

«Si fuese más joven y corriese más rápido, me sentiría próximo a los movimientos ecologistas radicales»

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