Diario de León

reciclaje. pelotas como nuevas

dos innovadores reciclan. las bolas de tenis y pádel.

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Alberto Santacruz| alicante
León

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Un club de tenis de tamaño medio gasta hasta 700 pelotas al mes. Si multiplicamos esta cifra por las muchas entidades deportivas existentes en España, el dato es escalofriante, especialmente si nos ponemos a pensar qué se hace con ellas una vez usadas. La solución está en reciclarlas para volver a utilizarlas.

Es la apuesta de dos empresarios alicantinos que, tras obtener una patente estadounidense para toda Europa, han decidido crear una empresa que dé salida a esas miles de pelotas, tanto de tenis como de pádel.

Si queremos jugar con pelotas que mantengan sus propiedades, es decir con la presión adecuada, éstas no pueden ser sometidas a más de tres partidos ni tampoco haber estado fuera de sus botes presurizados durante mucho tiempo.

«Tanto por el uso como por su no uso, las pelotas de tenis y pádel van perdiendo la presión adecuada para poder jugar», explica Diego Fernández, quien, junto a Juan Valentín Fernández, ha creado la empresa Winball.

Su actividad es el reciclaje de las pelotas ya usadas bajo el paraguas de «un compromiso claro y decidido» con el medio ambiente.

Gracias al reciclaje, un jugador puede volver a usar las pelotas «como si fueran completamente nuevas», añade Diego Fernández.

El secreto está en una máquina de represurización la cual, tras albergar en su interior hasta 400 pelotas, otorga a éstas las mismas condiciones normales de presión que las que ofrecen las nuevas. Además, las bolas utilizadas pueden ser sometidas a este proceso hasta seis o siete veces, por lo que «el reciclaje se multiplica por idéntico número».

Según los datos aportados, un bote de tres bolas nuevas cuesta entre 4,5 y 5,5 euros. «Nuestra apuesta permite reciclar las mismas pelotas por un euro. Gana el propietario y el medioambiente», apunta Juan Valentín.

La empresa entrega las pelotas ya recicladas en un bote presurizado al que le añade una válvula que evita la humedad en su interior.

«Si lanzamos una pelota nueva desde una altura de 2,40 metros, el rebote debe alcanzar entre un 1,35 y 1,40 metros. Y las nuestras, las recicladas, lo cumplen a la perfección», afirma Diego.

Tras jugar dos o tres partidos, la pérdida de presión de las pelotas nuevas es más que evidente, lo que lleva a desecharlas.

«Ahí entramos nosotros. Recicla, sé respetuoso con el medioambiente y, si ya no te sirven, dónalas», dice Juan Valentín, quien señala que su empresa ha puesto en marcha una campaña, denominada ‘Esta bola aún da mucho juego’, para que estas pelotas puedan ser remitidas a países desfavorecidos donde la práctica de este tipo de deportes es «complicada».

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