Energía para cambiar el mundo

Tiene las ideas, y su vida, meridianamente claras. De entrada, critica el sistema de notas, él que tiene tres carreras y un máster a sus 26 años y ha sacado de media sobresaliente y varias matrículas de honor.

«En mi trayectoria académica he conocido a gente de buenas notas que no me aportaron nada y gente que no sacaba buenas notas con los que formaría mi empresa», dice Samuel González Brantuas.

Luego añade que no le interesa el trabajo tradicional. En realidad, le gustaría posicionarse «en la parte de la derecha del cuadrante del flujo del dinero de Robert Kiyosaki». Todo, asegura, porque tienen dos frases que van grabadas en su ADN: ‘Carpe diem’ (aprovecha el momento, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy) y ‘Ex umbra in solem’ (o, más o menos, la grandeza pertenece a quienes habiendo fracasado logran levantarse para intentarlo otra vez).

«En resumen, mi gran aspiración es ser feliz y ayudar a los demás a serlo, desde algo más tradicional hasta ayudar a la creación de una nueva supereconomía y nueva sociedad, una economía basada en recursos que reemplace la necesidad de la economía monetaria orientada a la escasez que tenemos hoy día, sostenible y equitativa como Jacque Fresco en su Proyecto Venus» , explica.

Samuel González Brantuas, alumno destacado de la Universidad de León, tiene tres carreras de Ingeniería Técnica Agrícola, Agrónoma y Montes y el Máster Oficial de Energías Renovables. Desde pequeño le gustó conocer el porqué de las cosas y la experimentación. Aún recuerda cuando rompía sus coches teledirigidos para construir otros nuevos. Pero lo que le ha movido a estudiar tanto es la búsqueda de «un equilibrio entre el mundo de la ingeniería y el medio ambiente».

«Mi especialización es algo que realmente me apasiona, teniendo en cuenta que primero todos los sistemas, en este caso los eléctricos, deben ser eficientes y luego optar por una implementación de una tecnología renovable», apunta.

Su proyecto Fin de Máster está relacionado con la tecnología renovable que más le apasiona, la energía de la biomasa. «Trata sobre una planta de fabricación de pellets de biomasa con una producción de 6000 toneladas/año en un polígono industrial cercano a donde resido actualmente, en Noia».

Está agradecido a su tutor de proyecto Luis Fernando Calvo Prieto, director de la cátedra de Energías Renovables de la ULE, a sus compañeros y a su familia. Y admira profundamente a su padre, «que sin poder costearse una carrera universitaria, ha llegado a crear su propia empresa y ser un gran profesional y mejor persona. Cuanto más viajo, cuantas más personas conozco y cuanto más escucho hablar a mi padre, más lo admiro», asegura.

No es que haya pensado irse fuera, es que ya lo ha hecho. A Chile, a trabajar en proyectos de eficiencia energética y energía solar. Regresó por su familia, por la pérdida de un ser amado. No le asustan las dificultades, «se encuentran diariamente desde que nacemos, pero somos nosotros los que debemos superarlas con nuestro esfuerzo y creciendo en esa curva de aprendizaje que nunca se acaba». No piensa rendirse y planea negocios on line e Internet marketing, una de sus aficiones preferidas. Tiene energía para cambiar el mundo.