Diario de León

ª1. De la ULE al Csic

Roberto Carro Vázquez. Trabaja en un laboratorio del Instituto Cajal para desentrañar el Alzhéimer y otras patologías.

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SUSANA VERGARA PEDREIRA | LEÓN
León

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Llegó directo desde Galicia para estudiar Biotecnología, se trajo el deseo de la investigación científica bajo el brazo y se lleva un currículum brillante. En León no le ha ido nada mal. «Como en casa pero con menos lluvia», dice jocoso Roberto Carro Vázquez.

No se puede quejar. «Desde el bachillerato he conseguido mantenerme alrededor del sobresaliente». Lo dice así, de corrido, como si fuera tan fácil, pero no... «El esfuerzo ha merecido la pena», confiesa finalmente.

Tuvo sus dudas. Le gustaban los idiomas, escribir y la ciencia. Ganó la última pero la victoria no es total. «Aunque mi principal ocupación es la científica, trato de no desatender ninguna de las otras actividades».

Roberto Carro es graduado en Biotecnología. Y además premio Vitatene Award for Academic Excellence al mejor expediente de su promoción y ganador en varios concursos de literatura. «Unas veces con más suerte que otras», apostilla.

«Fue una sorpresa para mi». Se refiere al galardón por su currículum. «Sobre todo teniendo en cuenta el gran nivel de mis compañeros», concede generoso.

Ahora hace su trabajo de fin de máster en el Instituto Cajal del CSIC, en el laboratorio del doctor Mariano Carrión Vázquez, donde estudian una proteína abundante en el sistema nervioso, la Tau, vinculada a enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, el huntington o la demencia frontotemporal, patologías cada vez más frecuentes como consecuencia del aumento de la esperanza de vida de la población occidental, y con un gran impacto social y económico.

«Tratamos de comprender cómo se comporta esta proteína, y para ello analizamos su plegamiento y su agregación, dos características muy importantes que harán que la proteína tenga gran responsabilidad en el desarrollo de la enfermedad. Lo hacemos a través de una técnica conocida como microscopía de fuerza atómica», explica.

Su entrada en el mundo de la investigación fue en el Instituto de Biotecnología de León, en el grupo de la doctora Sánchez Campos investigando sobre la enfermedad del hígado graso no alcohólico. «Me alegro del salto dado a la neurociencia pero los inicios nunca se olvidan y allí aprendí mucho», recuerda.

Quiere trabajar en España, pero no lo ve claro. «Encontrar trabajo en ciencia aquí es muy complicado. No dejas de ver cómo mucha gente muy válida se ve abocada incluso a trabajar gratis a cambio de no interrumpir su formación científica y poder empezar a publicar, o continuar haciéndolo. El trabajo precario es una constante en este sector, sobre todo entre los jóvenes. Yo tengo ilusión en lo que hago, confianza en mi trabajo y sí, he recibido una buena formación, así que espero que sea suficiente para conseguir un trabajo al finalizar el máster», dice.

Tiene además otros motivos para quedarse, convicciones que razona con aplomo.

«Mucha gente nos dice que salgamos pitando del país, pero yo creo que también es necesario que haya investigadores que se queden. Las razones fundamentales son dos: la primera, seguir demostrando el potencial que tenemos los científicos españoles. La segunda, reivindicar la importancia de nuestro trabajo ante la sociedad española y ante aquellos que toman las decisiones. Debemos hacer que a los gobernantes les importe la ciencia, al menos por el simple hecho de los científicos también votamos», avisa.

«Tener un Gobierno que ha pasado completamente de la ciencia no ayuda. Por ejemplo, se prometió una Agencia Estatal de Investigación y varios años después seguimos la esperando. Otro ejemplo es la inversión en I+D, que se halla muy por debajo de la media de la Unión Europea, 1,24% del PIB frente al 2% actual de media de la UE», denuncia. Y sigue: «Como estudiante que quiere comenzar un doctorado, hay que tener en cuenta que es cada vez más difícil acceder a una beca. Además, también es importante que en las Universidades se informe muy bien acerca de las salidas profesionales que ofrece la ciencia más allá de la investigación, y de cómo dar los primeros pasos en cada una de ellas. Se puede emprender, aprender sobre el mundo empresarial, divulgar, enseñar…».

Ideas no le faltan. Y empeño tampoco. Roberto Carro es muy activo políticamente —es miembro de Equo— y participa en el Consejo de la Juventud de España. Es parte de esta nueva generación que quiere abrirse camino y cambiar este país. Esperemos.

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