Diario de León

NÚMEROS UNO

El científico ante su tiempo: cambió los animales por las plantas

RAMSÉS GÓMEZ RODRÍGUEZ. Obtuvo el Premio extraordinario de la ULE. Optó por investigar con plantas para no hacerlo con animales

Ramsés Gómez Rodríguez. DL

Ramsés Gómez Rodríguez. DL

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S. VERGARA PEDREIRA | LEÓN
León

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No quería investigar con animales así que se pasó a las plantas. Se lo pensó. Y mucho, reconoce. La biomedicina y la neurociencia le apasionaban pero... no con animales. No se arrepiente. La misma pasión ha puesto ahora en la mejora genética.

Ramsés Gómez Rodríguez —«las tildes, por favor», ruega— es, además de biotecnólogo, premio extraordinario de la Universidad de León y premio a la excelencia académica que concede la empresa DSM-Vitatene. Estudia la aplicación de los métodos convencionales de selección junto con las herramientas biotecnológicas para desarrollar nuevas variedades vegetales que permitan obtener productos de mayor calidad o que satisfagan las nuevas necesidades del mercado a la vez que se realiza una agricultura más sostenible.

«El mercado de los productos vegetales cambia aceleradamente seguido muy cerca del cambio climático que obliga a los mejoradores a trabajar sin descanso para adaptarse esas nuevas condiciones. Lógicamente esto implica una labor inmensa de un gran número de grupos de investigación que generan conocimiento para que sea posible», señala.

Compagina estos estudios con una investigación para la mejora genética de la berenjena en un grupo puntero del Centro de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana (Comav).

No ha parado desde que decidió que la biotecnología era su carrera —«afortunadamente saqué suficiente nota para que me admitieran», recuerda— y de León se fue a la Stony Brook University de Nueva York y luego a la Universidad de Gante, a donde piensa regresar dentro de cinco meses. Eso además de cursos intensivos en la Universidad de LaSalle-Beauvais y en el programa del European Plant Breeding College.

«En Stony Brook realicé el trabajo de fin de carrera en la facultad de Psicología. Es un trabajo de Neurobiología que trataba de ver si las amenazas reiteradas sin daño directo en ratas influenciaban o no plasticidad neural en diversas zonas del cerebro de las ratas, en concreto la corteza motora y de recompensa. Es decir, si estas amenazas provocaban una activación en estas áreas del cerebro y provocaba la formación de nuevas conexiones neuronales. El objetivo de este tipo de trabajos es el de entender los factores de estrés o amenazas continuas que afectan a animales y a nosotros mismos los humanos (discusiones, peleas, el trabajo, los deadlines, los hijos, el tráfico, las prisas, etc.) y que nos predisponen a sufrir síntomas de ansiedad, depresión y también de recuperación o resiliencia para poder desarrollar terapias más eficientes», explica Ramsés Gómez.

En Gante estudia la edición genética del genoma de arroz utilizando el sistema Crispr-Cas9 de genes relacionados con los mecanismos de defensa de la planta. Descubierto por el investigador español Francisco Mójica, tiene un enorme potencial y se espera que se convierta en una revolución en ingeniería genética en todas las áreas de la ciencia ya que permite una modificación genética mucho más rápida, barata y fácil de utilizar. «Esta técnica permitiría eliminar genes o añadirlos o simplemente hacer cambios sutiles en la secuencia de ADN», explica este joven investigador.

Es consciente de que este tipo de técnicas «crean mucha controversia en la sociedad».

«Asusta lo desconocido y más si suena extraño: transgénesis, genes, ingeniería genética. Es normal que se piense a saber qué se está haciendo por ahí sin que nos enteremos, pero en realidad tiene numerosas aplicaciones de interés para todos. Desde curar enfermedades que de otro modo sería muy prácticamente imposible hasta modificar animales de granja o cosechas para que sean más productivos o se adapten a las nuevas condiciones climáticas y necesidades de la sociedad o potenciar la obtención de biocombustibles. Tenemos que pensar que la humanidad está evolucionando exponencialmente y tenemos que estar a la altura de esa evolución. Cada vez somos más personas en el mundo, personas que viven muchos más años, con nuevas enfermedades; personas que hay que alimentar, que transportar, a las que suministrar electricidad, etc. A la vez, con el cambio climático suben las temperaturas y el suelo se desertiza en muchas zonas, por lo que las superficies de cultivo disminuyen y los ecosistemas cambian. ¿Cómo no nos vamos a subir al tren del progreso ante estos cambios tan acelerados? Necesitamos utilizar estas técnicas para solucionar los problemas actuales y anticiparnos y dar soluciones a problemas que inevitablemente van a aparecer», reflexiona.

Tiene claro lo que quiere: «Encontrar un trabajo que me encante, que me haga sentir que mi labor tiene sentido en la sociedad. Que me levante por las mañanas con ganas de ir a trabajar porque me guste lo que hago, que sea dinámico y me haga aprender cada día. A ser posible que me dé para vivir holgadamente y se valore la experiencia y los conocimientos que se han adquirido, no sé si pido mucho...», apostilla con alegre sorna. Y luego añade: «Una aspiración más realista y cortoplacista sería encontrar un doctorado que me apasione o un trabajo en una empresa de mejora vegetal donde realicen i+d». En lo personal, no admite rebajas. «Mi aspiración principal es ser feliz, aprovechar cada día al máximo y a ser posible rodeado de la gente que quiero.

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