Diario de León

Informática. A un clic de la libertad

Una treintena de reclusos de León saben informática gracias al proyecto Ciber Caixa Penitenciaria, atendido por mayores. E l programa Ciber Caixa Penitenciaria, impulsado por personas mayores, enseña informática a los reclusos del Centro de Inserción Social (CIS) de León. El proyecto tiene un doble objetivo: la reinserción social de las personas que están a punto de salir de prisión y potenciar el papel activo de los mayores participantes.

Los alumnos aprenden a preparar un currículo.

Los alumnos aprenden a preparar un currículo.

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carmen Tapia | león
León

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Internet ya no es una elección. Cada vez son más los trámites burocráticos que se gestionan a través de una pantalla de ordenador, una revolución de la que ningún sector de la población ya es ajena. Incluidos los mayores. En prisión, sin embargo, estas ventanas digitales también se cierran tras los muros de una celda. Personas que perdieron su libertad hace diez años apenas conocen el mundo exterior que se muestra en esta sociedad de varias velocidades, salvo talleres y cursos de ‘alfabetización’ digital en las que queda poco margen para la práctica. La formación en informática de Ciber Caixa Penitenciaria, un proyecto impulsado por el Programa de Personas Mayores de la Obra Social ‘la Caixa’, en colaboración con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior, ha permitido ayudado ya a 25 personas reclusas del Centro de Inserción Social de León. El programa tiene un doble objetivo: mejora la reinserción social de las personas que están a punto de salir de la cárcel, y permite

potenciar el papel activo de las

personas mayores en la sociedad y su sentimiento de utilidad.

Pilar Gutiérrez y Ramoni Santos son las dos voluntarias que hoy están al frente de las clases de informática. Son dos de los siete voluntarios mayores que este año han participado en el proyecto en el Centro de Mayores León II, lugar en el que ‘la Caixa’ tiene un aula informática donde acuden cinco reclusos por trimestre que acceden al proyecto de forma voluntaria.

«Nos dedicamos a reforzar las clases. Es un voluntariado muy enriquecedor porque conseguirmos que las personas que vienen participen. Vienen contentos y son muy agradecidos». El objetivo de estas voluntarias es que al final de trimestre, tras 16 clases y 32 horas de formación, sepan, al menos, redactar un currículo. Y las clases funcionan.

«Nunca había manejado un ordenador». A sus 39 años, Ana (nombre ficticio) asiste por primera vez a clases de informática gracias a este programa. «Ahora se manejar word, internet, hago cartas de presentación y currículos. Había estado en un curso en la cárcel pero no es igual. Aquí se aprende bastante. Espero que me sirva para encontrar trabajo cuando salga».

Más de 7.000 internos reciben formación de informática gracias a este programa, que está atendido por un millar de personas mayores de todo el país contribuyendo así a reducir el analfabetismo digital de la población penitenciaria, con el objetivo de mejorar su reinserción sociolaboral. Las Ciber Caixa Penitenciarias son aulas que actúan en dos ámbitos distintos, dentro de los centros penitenciarios y atendiendo a los internos de los CIS en centros de mayores. Éste último caso es el de León.

A las clases que se imparten en el aula del centro de mayores asiste Carlos González, de 47 años. «Estuve en un curso desde octubre a diciembre del año 2017 en el Centro Penitenciario y ahora vengo a estas clases. Para mí es muy complicado manejar el word». Si el alumno tiene mucho interés y quiere ampliar conocimientos puede repetir las clases en otro trimestre.

La mayoría de las personas que se presentan voluntarias para hacer este curso son hombres. Como Lucky Ogie, de Nigeria. «Llevo diez años en León». En la cárcel aprendió a escribir a máquina por lo que maneja mejor que ninguno el teclado del ordenador. «He aprendido mucho porque las profesoras son muy exigentes. Estoy en régimen abierto y puedo disponer de móviles y redes sociales. Mi objetivo es que cuando acabe el curso pueda montar mi propia empresa por internet».

Carlos, oficial de maquinaria, aprende a navegar por internet «para utilizarlos en el día a día».

El proyecto comenzó hace un año en León pero en otras provincias funciona desde hace diez años.

El programa está atendido por los mayores de la Asociación de Voluntarios Mayores de Castilla y León (avomacyl) que cuenta con 298 miembros en toda la Comunidad.

La directora del programa, Asun Sánchez, cree que las clases ayudan a los reclusos a estar en contacto con el medio. «Pero este curso tiene el valor añadido de la relación con las personas normalizadas fuera del entorno de la prisión. Es un intercambio de experiencias y un trato humano que suma a los objetivos del proyecto. Hay que salvar las barreras».

Aunque la población analfabeta ha desaparecido de las cárceles «o casi es inexistente», sin embargo «sí hay analfabetismo funcional». Por eso las clases ayudan que las personas participantes —«que aunque son voluntarias siempre hay que animarles a que participen»— a moverse por el entramado administrativo, manejarse en la vida laboral y adquirir habilidades sociales que les permita llevar una vida normalizada después de cumplir su condena.

Los cinco ordenadores del aula, equipada por obra social ‘la Caixa’ está siempre completa los dos días a la semana en la que se imparten los curso. Los responsables del Centro de Inserción Social (CIS) son los encargados de hacer la selección del alumnado que tiene que cumplir con los requisitos que establece Instituciones Penitenciarias. En este caso, los participantes están en régimen abierto y a un paso de cumplir su condena. «Son personas responsable, educadas y muy agradecidas», explica la voluntaria Pilar Gutiérrez. «Algunas personas se han pasado muchos años en la cárcel y cuando entraron ni existía internet ni las nuevas tecnologías. Con este programa se ponen al día».

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