Diario de León

De Ferdinand Porsche...

a Herbie

Del icónico Escarabajo al célebre protagonista cinematográfico. El Escarabajo de VW, icónico modelo creado por el padre de los famosos deportivos Porsche, ha acabado por convertirse en todo un referente automovilístico, fílmico y, por ende, en codiciada pieza de coleccionistas.

Pocos como el «Escarabajo», y el artista «Herbie», han contribuido tanto a la iconografía automovilística mundial.

Pocos como el «Escarabajo», y el artista «Herbie», han contribuido tanto a la iconografía automovilística mundial.

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«Beetle: De 0 a 200 en 66 años». Coincidiendo con el lanzamiento del nuevo Beetle, reinterpretación del modelo original que mantiene viva la esencia de su inconfundible silueta, Volkswagen rinde homenaje al popular «Escarabajo» que ha estado -y sigue estando- presente en la memoria colectiva de varias generaciones.

Con más de 21 millones de unidades fabricadas desde su lanzamiento como vehículo militar a principios de la década de los años 30 del pasado siglo, y posteriormente «civilizado» a mediados de los 40, no resulta difícil imaginarse al «Escarabajo» -así lo bautizó el New York Times- como espectador de excepción en la inmensa mayoría de acontecimientos que marcaron la historia de las últimas décadas y, como «Herbie, Volante loco de Disney», protagonista en la gran pantalla de toda una saga de célebres películas que lo catapultarían definitivamente a una fama que acabó por convertirlo en símbolo del flowerpower en la época hippie, llegando a ilustrar incluso la portada del famoso disco Abbey Road de los Beatles.

Igual que ocurrió con el mítico grupo británico, el Beetle desató una auténtica «Beetlemania», todo un fenómeno fan en torno a un icónico modelo; se organizaban concentraciones de coches en ciudades de todo el mundo, las familias lo decoraban como una extensión de su propio hogar y se convertiría en un símbolo de estatus social.

Así, ninguno como el «Escarabajo» ha sido capaz de viajar durante 66 años… por la historia del automóvil, hasta convertirse en uno de los más reconocibles iconos de la industria automotriz.

En la convulsa Alemania de entreguerras, con un XX en plena efervescencia, aquel pionero coche del pueblo, beneficiado en la paz por el boom económico de los 50 y, sobre todo, por una filosofía que, como muchos otros de sus congéneres, lanzaba el reto de «coche para todos», acabaría por beneficiar tanto al «Escarabajo» que lo ha convertido -con 21,5 millones de unidades- en el tercer modelo más vendido de la historia.

«Escarabajo», «Coccinelle», «Vocho», «Fusca», «Beetle»… tantos y tan prolijos -en idiomas y países- han sido los apellidos que a lo largo de su dilatada trayectoria vienen acompañando a aquel primitivo «Proyecto 12» o, si lo prefieren, «Porsche-Zündapp Tipo 12» con el que Ferdinand, a finales de 1931, irrumpía en el panorama automovilístico germano.

Cuatro años después, aquel pionero «Volkswagen 30» comenzaba a tomar forma de… «Escarabajo».

Hasta 1938 -ya soplaban vientos de guerra- el «Porsche Tipo 60» no se convertiría en auténtico «Escarabajo»: bastidor de tubo central, motor de 4 cilindros «boxer» (planos y opuestos… «muy» de Ferdinand) refrigerado por aire y «colgado» por detrás del eje trasero; las suspensiones con barras de torsión a modo de elementos elásticos, acababan por redondear -como su abombada silueta- un proyecto por el que el Dr. Porsche había peleado hasta la extenuación y que rompía moldes para su época: 720 kilos en báscula y 0,36 de coeficiente aerodinámico (Cx); con lo que el Kdf-Wagen, tal era su primitiva denominación, estaba listo para su puesta de largo en el Salón de Berlin de 1939, y con ella, su lanzamiento bélico-comercial.

Tras su etapa «militarizada» al servicio de la Wermach, habría que esperar otro puñado de años hasta que, en 1950, el «Escarabajo» saltase definitivamente a la palestra comercial… del mundo: 50.000 unidades en aquel «su» primer año de lanzamiento; un capó delantero más alto que el del «original» y un maletero «algo» más grande, luneta trasera rectangular/ovalada, en sustitución de aquel mínimo «doble triángulo», amén de ciertas otras veleidades ornamentales -¿recuerdan el guiño del florero en el salpicadero del primer New Beetle?- conformaban una realización que, en lo técnico -incluso «tecnológico» para la época-, los frenos de cable dejaban paso al sistema hidráulico y al motor de 34 CV lanzado a finales de 1959, cuando el mercado estadounidense absorbía nada menos que 120.000 «coches del pueblo».

A partir de entonces, el catálogo del «Escarabajo» no dejaría de ampliarse: 44 CV y frenos de disco (mediados de los 60); 50 CV en 1970; parabrisas más grande y envolvente en 1973 hasta que, a finales de 1978, cuatro años después de la aparición de ese otro «coche del pueblo», el también célebre Golf, se abrochase la producción del «Escarabajo» en Alemania; aunque seguiría fabricándose en Brasil y México hasta julio de 2003.

Atrás quedaban 21,5 millones de matriculaciones, un estilo de coche… y de vida.

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