El tercer mosquetero...

Tres… de tres. La incidencia que últimamente están teniendo los SUV en un mercado que, por otra parte, tampoco está para florituras, parece haber dado el pistoletazo de salida para que la prácti.ca totalidad de fabricantes generalistas ponga… un SUV en su vida.

Bien sea en versiones de 5 o 7 plazas, parece estar meridianamente claro que los SUV compactos han acabado por convertirse en toda una alternativa a los turismos convencionales.

Tampoco es ningún secreto que los galos de PSA ya habían entrado en liza, y también entonces de la mano de Mitsubishi, con sendos 7 plazas: el C-Crosser en el caso del chevron y el 4007 en el de la marca del león.

El Peugeot 4008, tercero en concordia, la que iniciaran hace ya algunos meses los nipones de Mitsu con el ASX y algo después los primos-hermanos de Citroën con el C4 Aircross, se lanza ahora al mercado español con un precio de 31.900 euros y, eso también, un puñado de argumentos… para gustar: sugestiva estética, buenos acabados, completo equipamiento de serie y una acreditada mecánica.

Con estos mimbres, y la particular puesta a punto particular —por idiosincrasia— de cada cual, también es verdad que las dos variantes francesas de los trillizos adoptan cambios más profundos de lo que a primera vista pudiera pensarse.

En el caso de nuestro protagonista —además, lógicamente, del logo identificativo— Peugeot personaliza el frontal del con su habitual boca de refrigeración, además de con un capó delantero específico y unos faros fuertemente personalizados, las aletas delanteras y el portón trasero acaban por conferir al 4008 su particular aspecto.

Una elaborada imagen exterior que Peugeot compagina con un interiorismo individualizado, con retoques marca de la casa perfectamente «perceptibles» —valga la cacofonía—, y unas terminaciones también muy cuidadas y en la línea de las últimas propuestas del fabricante; por no hablar del toque personal en la insonorización, que redunda en un excelente confort de marcha, y en la puesta a punto de las suspensiones que acaban por ofrecer unas agradables maneras dinámicas al conductor.

Aún más. Quizá la auténtica distinción de este tercer mosquetero venga de la mano de su única versión para —se supone— no canibalizar las ventas de la generalidad de la gama 3008: una sola propuesta mecánica (con sello Mitsu y aportaciones PSA), el turbodiésel de rampa común y distribución variable 1.8 HDi de 150 CV unido al cambio manual de 6 marchas y a la tracción 4x4 y, para redondear la apuesta, exclusivamente en acabado «Allure» que, además del habitual equipo de seguridad propio del segmento de militancia (9 airbag...), ofrece sofisticaciones tan interesantes como la tapicería combinada cuero/tela, climatizador, acceso y puesta en marcha con sistema «manos libres» y faros de xenón… por citar algunos de los elementos más significativos.

Abundando en el capítulo motorístico, la aportación gala —el turbo el turbo es made in Peugeot—propicia un funcionamiento suave y silencioso, de sobra conocido en los catálogos de la marca, con un excelente tacto dinámico que, además, adopta sistema «Start&Stop» de arranque/parada automática del motor en detenciones prolongadas lo que, como fácilmente puede suponerse, redunda en unos contenidos consumos, cuya media se cifra en torno a los 5,6 litros por cada centenar de kilómetros, lo que no deja de ser otra baza a favor de un 4008 que arroja en báscula 1.570 kilos.

Eso sí, lo que no ofrece dudas -sobre todo cuando se habla de Mitsubishi- es el sistema de tracción 4x4: una sofisticada combinación de tracción delantera, integral variable o bloqueada, que el conductor puede seleccionar mediante la ya clásica «rueda» ubicada junto a la palanca de cambios y de fácil manejo adaptable a la inmensa mayoría de situaciones a las que un SUV todocamino pudiera enfrentarse sin olvidar, eso desde luego, que «nunca» estaremos al volante de un todoterreno puro y duro.

En suma, que Peugeot propone un modelo de lo más sugestivo, bonito en lo estético -las llantas de 18 pulgadas también contribuyen- y efectivo en lo dinámico, que viene a redondear la oferta de trillizos... todos para uno.