Diario de León

Mini. ¡Como han cambiado…!

Del Montecarlo de los sesenta al Dakar del XXI. Mini John Cooper Works Rally y JCW Buggy. Cuatro victorias absolutas entre 2012 y 2015, tres veces entre los diez primeros en 2017. La formación germana X-raid, lista para seguir haciendo historia…

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Dos conceptos… La tracción a las cuatro ruedas del JCW Rally y la propulsión trasera del Buggy JCW, así que, la cuadragésima edición del considerado rallye-raid más duro del mundo, el Dakar —Lima/Perú—, supondrá todo un reto tecnológico-deportivo para Mini, conjuntamente con la formación germana X-raid que, poderosamente motivados ambos, buscan continuar su historia conjunta de cuatro victorias consecutivas entre 2012 y 2015: «Con estos dos coches —sostiene Sebastian Mackensen, vicepresidente de Mini— tenemos la familia Mini más potente que haya participado nunca en el Dakar».

El desarrollo de un segundo prototipo viene dado por las reglas específicas de la prueba que, en su forma actual, proporciona ciertas ventajas a los vehículos con tracción —propulsión, en este caso— a dos ruedas por mucho, eso también, que todo apunta a que los modelos 4x4 con motor de gasolina turboalimentado acabarán imponiéndose, de cara a equilibrar el rendimiento de los distintos participantes, mejorando la gestión de los campeonatos —según los especialistas— y eliminando las «confusiones» que actualmente existen en esta disciplina automovilística encuadrada en los calendarios de la FIA.

El Buggy JCW de Mini, diseñado sobre un ‘folio en blanco’ , adopta un motor turbodiésel de 3.0 litros y 6 cilindros en línea, que rinde 340 CV (80,6 metros/kilo de par). Al más puro estilo ‘buggy’, el bastidor tubular está vestido con una carrocería de plástico reforzado con fibra de carbono (CFRP) y Kevlar, aerodinámicamente optimizada.

Poco —o nada— que ver con aquellos icónicos Mini de tracción delantera —las ‘Pastillas de Jabón’… ya saben— que hicieron las delicias de los aficionados a mediados de los sesenta… del siglo pasado.

Aquellos ‘diminutos’ rojos con techo blanco, mágica decoración que ha pasado a los anales como la combinación racing por antonomasia, dominaron el Rallye de Montecarlo en varias ediciones frente a coches mucho más potentes y preparados para las carreras.

Originariamente concebidos como puros utilitarios, de bajo coste económico, acabaron por convertirse, merced al apellido Cooper, en los coches a batir cada vez que tomaban la salida en un rallye —incluso en circuito—.

Aún hoy, medio siglo después, tampoco las cosas han cambiado ‘tanto’: un coche de dimensiones compactas, capaz de gestionar el paso por curva… en derrape controlado , tarro de las esencias de las carreras de todos los tiempos.

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