BMW. 7 x 15 = «3»

Y al séptimo… continuó. «Construimos un icono sobre la modernidad». No les duelen prendas a los responsables españoles de comunicación de la Bayerische a la hora de ‘piropear’ al séptimo «3».

El considerado, desde siempre, como el BMW ‘por antonomasia’ , que cumple ahora su séptima entrega y cuenta en su haber 15 millones de unidades desde su lanzamiento hace cuatro décadas, se renueva: crecen ‘los riñones’ en una parrilla activa con faros unidos a la misma, lo hace también en sus cotas exteriores y, eso además, reduce en medio centenar de kilos su ‘romana’ merced a la utilización del aluminio en su ‘puesta en escena’ .

Consecuencia: escaparate tecnológico para una de las más ‘clásicas’ realizaciones del fabricante bávaro… el ‘latido’ de un constructor que asienta sus pilares sobre la más escrupulosa de las tradiciones, con el sello de la ‘casa madre’ muniquesa, la planta de Tiexe (Shenyang).

Con estos mimbres, nuestro protagonista ofrece 85 milímetros suplementarios de longitud (4,70 metros totales); también 16 milímetros más ancho (1,82 metros) y sólo un pequeño milímetro de altura (1,44 metros) con lo que el nuevo Serie 3 no pierde un ápice de ‘estilismo’ .

Eso, por no hablar —que hablamos— de una agrandada batalla (2,85 metros entre ejes), lo mismo que las vías, que también crecen, lo que —como fácilmente puede suponerse— redunda en beneficio de una mejor ‘pisada’ y, por ende, en una también optimizada dinámica rutera… «¿te gusta conducir?».

Si el nuevo Serie 3 enfatiza su estética exterior, tanto por los grupos ópticos como por el perfil lateral de la carrocería, otro tanto sucede con un interior en el que prima la filosofía deportiva: amplitud del habitáculo y un puesto de conducción fundamentalmente orientado al conductor, a la vez que se agrupa el también nuevo conjunto de pantallas de información; la consola central, en la que también se ubica el botón de arranque, está ahora más elevada y hasta el salpicadero se ‘coordina’ con el panelado de puertas.

En conjunto, el nuevo Serie 3 reduce en 55 kilos su peso con respecto al antecesor, rebaja su centro de gravedad (la versión «M» recorta una decena de milímetros la distancia libre al suelo) y optimiza el reparto de pesos (50:50), a la vez que se ha incrementado significativamente la rigidez del bastidor y de los apoyos de la suspensión; una suspensión que, en todas las versiones, adopta amortiguadores de nueva factura, con topes hidráulicos y opcionalmente adaptativos (disponen de una segunda cámara que «suaviza» el recorrido final del vástago). Y la guinda… 0,32 de coeficiente de penetración aerodinámica.

Para el nuevo Serie 3, el fabricante propone innovadores sistemas de ayuda a la conducción —se diría un primer paso «autónomo»— como el aviso de colisión y de peatones con función de frenado, asistente de dirección y carril, control de crucero activo con función «Start&Stop», mantenimiento de carril con protección de colisión lateral y asistente de evasión, aviso de tráfico cruzado y de prioridad, además de una ‘joyita’ : el asistente de marcha atrás, capaz de dirigir el coche invirtiendo el mismo recorrido que se realizó hacia delante, hasta una distancia de 50 metros, sin tocar el volante y sólo cuidando de circular moderadamente, y además… ¡funciona! Un sistema muy útil cuando llegamos a un «callejón sin salida» o para abandonar un estacionamiento en batería especialmente angosto. Eso sí, si hemos «amagado» con rozar al entrar… también lo haremos al salir.

El abanico motorístico lo ‘despliega’ el nuevo Serie 3 en dos tetracilíndricos de gasolina: 184 y 258 CV, que homologan respectivamente 6,0 y 6,1 litros de consumo medio, y otros tantos turbodiésel de 150 y 190 CV (4,5 y 4,7 litros de media). Habrá también un gasóleo de 6 cilindros (265 CV y 5,2 litros de consumo medio), además de la posibilidad de optar por la tracción total xDrive.

En suma que —a la séptima… sigue siendo la vencida— el «3» continúa siendo ‘la’ referencia entre la nutrida ‘parroquia de la Bayerische’ : un BMW en toda regla, con mayor placer de conducir y con unos acabados —y una estética— a la altura de lo que nos tiene acostumbrados la firma bávara. ¡Gut!