Diario de León
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El ‘nuevediecisiete’ ha pasado la historia como uno de los coches de culto en la competición mundial. Protagonista de la mítica cinta ‘Le Mans’, con Steve McQeen al volante: prototipo de escasamente un metro de alto, animado por un impresionante 12 cilindros ‘bóxer’ de 4.5 litros refrigerado por aire y 600 CV, expresamente creado para la participación en el Campeonato del Mundo de Constructores, que acabaría mostrando una insultante superioridad en las ’24 Heures’ … durante varias temporadas, hasta que cambió el reglamento y tuvo que exilarse a Norteamérica, donde seguiría dominando durante un par de temporadas más. La versión 917 KH —«Kurzheck», cola corta— ganadora en 1970, fue el resultado de una optimización que, como su nombre indica, incidía en un acortamiento zaguero para generar mayor carga aerodinámica y estabilizar el coche a altas velocidades. Paralelamente, también se diseñó la versión «Langheck» de cola larga 917 LH, con más velocidad punta.

Convertido en un éxito inmediato, el 917 K vencería en las ocho carreras (Le Mans incluida) en las que participó en aquella temporada de 1970; al año siguiente, dos aletas verticales en la cola de la carrocería mejorarían la aerodinámica del coche; incluso algunas unidades montaban un aligerado chasis de magnesio: Rodríguez y Olivier marcarían la ‘pole’ a bordo del 917 LH, con un registro de 3:123.90 minutos… récord que ha quedado para la historia, antes de que en 1990 se montasen las chicanes en la recta de Hunaudiers; eso sí, aquella carrera la volvería a ganar un ‘corto’ 917 KH, el nº 22 con los célebres colores de ‘Martini Racing’, con otro par de leyendas al volante: Helmut Marko y Gijs van Lennep, pilotando magistralmente los 600 CV del 4.9 litros que, a su vez, marcarían otro récord en carrera: 397 vueltas y 5.335,313 kilómetros… cuatro décadas incólume.

Entre mediados de los 70 y principios de los 80, los buenos resultados de los turboalimentados biplazas 908 llevarían a Porsche a decidirse por la puesta en escena de un nuevo prototipo: el 936, animado por el motor del 935 Grupo 5, un GT basado en el 911: 6 cilindros ‘bóxer’ de aluminio refrigerado por aire y turboalimentado que, con solamente 2.142 centímetros cúbicos, podía inscribirse en el ‘handicap’ 1.4 del reglamento, al límite de 3.0 litros atmosféricos de los Prototipos.

Sólo se produjeron tres chasis: uno ganaría Le Mans en 1976, otro en 1977 y el tercero en 1981… siempre con la ‘leyenda belga’ Jackie Ickx al volante; además de demostrar, palpablemente, el futuro de las mecánicas turboalimentadas, capaces de superar —por rendimiento y consumo, parámetros clave en las carreras de Resistencia— a los bloques atmosféricos de 3.0 litros procedentes de la F1.

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