«Las cartas a un joven poeta», de Rilke, versión Enríquez

Roberto Enríquez está en esa edad en la que es joven pero al mismo tiempo puede ser el veterano de un rodaje. Y tiene toda la pinta de no ser, ni llegar a convertirse, en ese actor ensimismado, de vuelta de todo, que solo se dedica a lo suyo. Enríquez conserva la mirada de la curiosidad. Y puede que cuando vea a uno de esos jóvenes actores que de repente son portada, se vea a sí mismo, aunque lo suyo no fuera explosivo, y se plantee cuál sería el secreto de los pasos correctos para que una carrera de actor llegue a buen puerto.

Acepta el reto y cuenta: «Mi camino fue de poquito a poquito. Peldaño a peldaño. Ahora veo a compañeros, con los que trabajo a veces, que con 20 años están en el ojo del huracán, los reclaman y cobran un dinero importante. Cuando veo estas cosas pienso en lo importante que es saber gestionar todo eso», reflexiona el actor berciano.

Pero Enríquez rápidamente se saca de la manga una solución infalible: «Les digo que tienen que estudiar. Stalisnavsky decía que a los diez años de trabajar, prepararte, estudiar, empiezas a entender algo. Y les insisto en que estudien. Que los tres años de la Escuela son lo que son y tienen que agrandar la camiseta de actor», asegura.

De propina, Roberto Enríquez, el actor berciano, el intérprete al que los directores siempre vuelven a llamar, regala una recomendación: «Cualquier persona tiene la obligación de cumplir sus sueños. «Hay un libro que recomiendo siempre. Cartas a un joven poeta, de Rilke. Fundamentalmente dice que solo se dedique a ser escritor si es inevitable, si se da cuenta de que no sería capaz de dedicarse a otra cosa».