Diario de León
Publicado por
Fernando Mañueco
León

Creado:

Actualizado:

La sabiduría popular aconseja tranquilidad y buenos alimentos como pilares básicos para una vida sana. Sin embargo, últimamente en el panorama mundial faltan tanto lo uno como lo otro. De hecho, el sector de la alimentación está al rojo vivo. Ha crecido la demanda de alimentos por parte de China e India, al tiempo que la derivación de algunos productos básicos desde la alimentación humana hacia la elaboración de los llamados biocarburantes (o agrocarburantes) aumenta la demanda de determinados productos agrícolas. La mayor demanda de cereales y oleaginosas para elaborar bioetanol o biodiésel ha provocado una subida generalizada de precios, lo que puede provocar a su vez una hambruna sin precedentes en numerosos países pobres

No es de extrañar que muchos ciudadanos estén escandalizados al comprobar cómo las economías más industrializadas producen o importan alimentos para quemarlos, no para comerlos. Las autoridades hindúes, por ejemplo, consideran que la especulación en los mercados fi nancieros es responsable de buena parte del encarecimiento de los alimentos El precio de los alimentos básicos ha subido un 25% en pocos meses. Los stocks de alimentos son los más bajos que se recuerdan desde 1974. Es la peor crisis alimentaria que se recuerda en muchas décadas. Y todavía puede ser peor. En EE.UU. o en Europa las familias dedican a comida sólo un 10 o un 20% de sus ingresos. Por tanto, notan menos los efectos de la subidas de los alimentos. Pero en los países más pobres las familias destinan a comida prácticamente todos sus ingresos. Por eso esta crisis tiene mayor componente humanitario y social que fi nanciero y económico. Es una crisis muy grave y muy injusta, porque azota con mayor intensidad a los que menos tienen.

Si el petróleo y los carburantes siguen subiendo, no debe extrañar que siga creciendo el interés por los combustibles alternativos. Por tanto, la subida del petróleo influye e influirá directamente sobre los precios de los alimentos.

Por una parte encarece los procesos de producción (suben los combustibles que utilizan los tractores y la maquinaria del campo) y por otra aumenta los costes del transporte y la distribución. Pero además la subida del petróleo alienta la derivación de alimentos (maíz, colza) a la elaboración de biocarburantes. El resultado, es un cóctel explosivo para los países más pobres. Se calcula que 20.000 personas mueren cada día en el mundo... de hambre.

Según la organización de alimentación de Naciones Unidas, el encarecimiento del petróleo podría llevar al mundo, sin tardanza, a una crisis alimentaria aún de mayores proporciones. De momento, el índice de precios de los alimentos ha marcado nuevos récords en los últimos meses.

tracking