Reina de la pista de baloncesto

Gilda Silva Andrade ha sido en las dos últimas décadas uno de los pilares del equipo de baloncesto femenino de Bembibre, el Coelbi, que juega en la división de planta nacional. A Gilda Silva, que dejó la isla de San Vicente cuando tenía 11 años, le costó adaptarse a la vida en España, pero tiró de carácter, como en la pista de baloncesto, y maduró cuando todavía no había dejado de ser una niña. No fue la única chica de Cabo Verde, donde los hombres prefi eren el fútbol, en vestirse de corto para jugar al baloncesto. «En los inicios, la mitad del equipo era de Cabo Verde», cuenta.

Silva, o Gilda, como la conocen en Bembibre aún no ha colgado las botas, pero sabe que el físico la está traicionando y una osteopatía de pubis primero, y problemas en la rodilla pueden acabar apartándola del equipo donde en la última campaña aún ha jugado algunos partidos. Con la tranquilidad que da trabajar en los servicios administrativos del Ayuntamiento, Gilda tiene en el horizonte casarse con su novio español y volver sólo a Cabo Verde en Vacaciones. «No cambio esto por nada», dice.

Cuando Gilda llegó a Bembibre, la comunidad de Cabo Verde ya estaba muy asentada. Los dos primeros caboverdianos habían aparecido por la villa el 25 junio del año 1977, pocos días después del multitudinario funeral por el joven pakistaní muerto en Minex, recuerda, por otra parte, el presidente de la asociación Amílcar Cabral, Honorato Pinto. Fueron Hipólito Manuel Fonseca, que tras jubilarse de la mina ahora vive en la cálida Torrevieja, y Luis Manuel Cabral, que todavía reside en Bembibre pero estos días está ausente. Los dos venían de Laciana y lo hicieron tres años después de que Juan Centello, el primer caboverdiano emigrado a la comarca, llegara a Torre del Bierzo para trabajar extrayendo carbón.