Diario de León

un líder en la oficina

Los secretos del buen jefe

Preguntar en vez de ordenar, unir el grupo sin interferirlo y considerar que los trabajadores son lo primero eleva la productividad y el bienestar

Fachada de un bloque de oficinas en el distrito empresarial Darling Quarter de Sídney.

Fachada de un bloque de oficinas en el distrito empresarial Darling Quarter de Sídney.

Publicado por
María Jesús Ribas
León

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Aunque comparten su apodo, The Boss (el jefe), no todos los encargados de dirigir grupos humanos en las empresas y organizaciones tienen el mismo éxito que el popular cantante y compositor estadounidense Bruce Springsteen a la hora de conseguir que sus seguidores bailen y canten al son de su música.

¿Cuáles son los hábitos, actitudes y capacidades que convierten a una persona que ostenta el mando en un auténtico experto en el liderazgo y la gestión de equipos humanos? ¿Qué debe hacer un jefe para alcanzar el éxito y que ha de evitar para eludir el fracaso, no sólo ante la empresa sino con sus subordinados?

Para el escritor, bloguero y columnista estadounidense Geo- ffrey James (geoffreyjames.com), que ha entrevistado a ejecutivos de éxito y observado sus estrategias comerciales, una de las reglas para dirigir un grupo radica en coordinar los objetivos de cada trabajador para vincularlos con los objetivos generales del colectivo y conseguir una buena cooperación entre todos.

Autor del libro De negocio a negocio de venta , James indica que, en vez de premiar a un trabajador hay que recompensar al grupo y variar el reconocimiento y la atención en vez de concentrarlos en la misma gente porque si se convierte a un empleado en estrella los demás se desmotivan y se crea una sensación de falta de valoración que influye negativamente en su rendimiento.

Lo más importante

Para James, un líder debe dejar a los empleados desarrollar su trabajo y asesorarlos sólo cuando sea estrictamente necesario o ellos lo soliciten, ya que si en lugar de pensar estratégica y globalmente interviene constantemente y se centra en detalles técnicos desmotivará al grupo y hará más lento el trabajo, impidiendo que sus empleados saquen lo mejor de sí mismos.

En opinión del experto estadounidense, un buen jefe ha de colocar a su grupo de trabajadores al mismo nivel e incluso por encima que los clientes e inversores porque son el motor de la empresa y crean valor añadido. Los miembros del equipo, si perciben esta responsabilidad y obran en consecuencia, impulsarán la carrera del directivo.

Si los empleados se quedan en el último lugar en el escalafón de prioridades hará que no se impliquen ni se identifiquen con el proyecto ya que si el jefe no se preocupa por ellos, ellos terminarán despreocupándose de sus funciones.

Otro de los secretos del buen jefe, según el experto, consiste en hacer al trabajador las preguntas necesarias para que reflexione sobre la razón de hacer cada cosa y pueda desarrollar sus propias ideas en lugar de darle una orden tras otra.

Si a un subordinado se le dan unas pautas cerradas, se le obliga a actuar de acuerdo a una orden o a cumplir unas directrices muy estrictas, perderá la oportunidad de pensar y actuar por sí mismo y crecer profesionalmente, según la experiencia de Geoffrey James.

Los jefes demasiado controladores que utilizan amenazas para dirigir a sus subordinados y las empresas que no valoran las contribuciones de los empleados terminan frustrando a sus trabajadores, lo cual puede reducir su productividad laboral, según han concluido investigadores dirigidos por el doctor Nicolas Gillet, de la Universidad François Rabelais, en Tours (Francia).

Para su estudio, los investigadores preguntaron a los trabajadores de 1.118 compañías pequeñas, medianas y grandes qué pensaban sobre el estilo administrativo de sus supervisores y cuánto respaldo sentían que recibían de sus empresas. Cuanto más sentían los empleados que sus superiores y su compañía les respaldaban, más satisfechas estaban sus necesidades básicas de autonomía y competencia, mejor era la forma en que se relacionaban con los demás y más felices y satisfechos se sentían en su trabajo.

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