El No-Do se luce

Llegó el solsticio de invierno y el mundo no se ha parado. Seguimos rodando. Con poca luz todavía. Pero pronto llegarán los Reyes y lo conocerán los bueyes, los desahuciados del portal de Belén y los que esperan a salir de nuevo al campo para pastar.

Hemos atravesado una semana siniestra. Si tenebrosos eran los mensajes de los findemundistas , no menos inquietantes es ver a Rodolfo Martín Villa de consejero del banco malo. Que haya un banco malo ya es de por sí sombrío y oscuro, pero que a su frente haya personas forjadas en el franquismo, con calle importante en Santa María del Páramo, agranda la confusión. Y el desasosiego, en estos días de paz forzada.

El Gobierno quiere atrasar la jubilación a los 67 años y pone de señor de la limpieza de los activos tóxicos a un hombre de 78 años, la porra de la transición, le llaman, por su mano dura a la hora de reprimir manifestaciones en la transición.

Carrera meteórica

En los años 60 hizo una meteórica carrera en la médula espinal-social de la dictadura y fue clave del aparato franquista en Barcelona. Empezó como jefe del Sindicato Universitario de Estudiantes, fue delegado provincial de Sindicatos en Barcelona, director general de Industrias Textiles y gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de Barcelona. Con el primer gobierno de la monarquía fue ministro de Relaciones Sindicales.

Hay otra memoria histórica a recuperar. Es esa que nos cuenta qué hacían en la época del No-Do los grandes demócratas que aún nos enmiendan la plana, ahora que podremos revivir sus hazañas, como las grandes películas que vuelven por Navidad, Qué bello es vivir , gracias a la Filmoteca Española.

Cimientos tóxicos

Conviene recordar lo que el Rey dijo en su primer discurso como monarca en las Navidades de 1975: «El año que finaliza nos ha dejado un sello de tristeza que ha tenido como centro la enfermedad y la pérdida del que ha sido durante tantos años nuestro Generalísimo». Por mucho que cerremos los ojos estos son parte de nuestros cimientos.

En Castilla y León, la última Comunidad en tener forma y número de provincias, también tuvo mucho que ver Martín Villa, quien encabezó la lista de UCD por la provincia de León y neutralizó todos los intentos de que la provincia tuviera autonomía propia. Y guarda otros secretos inconfesables de su época de ministro de la Gobernación.

En La Cabrera se le recuerda como el ministro que hizo la carretera, la que trajo la enfermedad de marchar. Hasta allí llegó cuando las calles se embarraban con agua y nieve. Él no se manchó ni el dobladillo de los pantalones porque le agarraron de los brazos para cruzar la calle.

Se asoma el sol

Lo malo es que son los mismos los que quieren seguir apuntalando el sistema, que se cae por su propio peso, por todo lo tóxico que lleva dentro. El banco malo es el máximo exponente. Convertir en pública la deuda privada para que la paguemos la gente de a pie con recortes y amputaciones de derechos es aberrante y siniestro.

Hubo otros muchos que también hicieron la transición y ahora vuelven a la calle. Ver a Miguel Cordero del Campillo apoyando la manifestación contra el pensionazo nos recuerda que, efectivamente, el solsticio de invierno acaba de comenzar.

Pero ni don Emilio, ni doña Isabel hayan vestido los ramos leoneses para dar ejemplo en las casas que gobiernan. Pasé por San Marcelo y no había ramo. Le pregunté a un concejal socialista, un tal Agustín, y me dijo que no era su negociado. En el Palacio de los Guzmanes nadie se atreve a preguntar. El patio está triste y la entrada es oscura y siniestra. No quieren ver gente por allí. Lástima, porque en Cosamai los hacen lindísimos y son un trabajo colectivo con doble mérito.