Diario de León

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La prueba de que Franco murió antes del día 20-N la escribió Arias Navarro en su agenda

Imagen de la agenda de Carlos Arias Navarro en la que escribe la fecha de la muerte de Franco. FERNANDO OTERO PERANDONES

Imagen de la agenda de Carlos Arias Navarro en la que escribe la fecha de la muerte de Franco. FERNANDO OTERO PERANDONES

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El Archivo de Carlos Arias Navarro contiene las agendas de los años en los que ocupó la presidencia del Gobierno, entre ellas la de 1975. Mucho se ha hablado del hecho de que el dictador no falleció el 20 de noviembre sino que su cadáver se mantuvo de manera artificial enganchado a las máquinas dl Hospital de La Paz por deseo de sus familiares y del propio régimen y, entre ellos, del propio Arias Navarro.

En la página del almanaque correspondiente al 20 de noviembre, éste escribe en rojo y subrayada la nota Fallece el caudillo, en presente, como si más que un suceso que hubiera tenido lugar ese mismo día se tratara de un recordatorio, de una cita para el desarrollo de los acontecimientos que se desarrollarían a partir de entonces.

En esa fecha, y con pintura en azul y en rojo se destacan los actos protocolarios con los que se comenzaría el cierre del franquismo, como el traslado del cuerpo al palacio de Oriente y la intervención del propio Carlos Arias Navarro en TVE para anunciar el deceso. Precisamente esta retransmisión, en la que Carlos Arias Navarro dijo entre sollozos la conocida frase ‘Españoles, Franco ha muerto’ es otra de las claves que puede corroborar que la muerte de Francisco Franco no se produjo el mismo día que la de Primo de Rivera. Y es que en ninguna de las carpetas en las que se conservan los discursos del que fuera gobernador civil de León aparece el discurso que éste dio aquel día en Televisión Española ni, por supuesto, el testamento del general, que el presidente leyó al final de su anuncio.

Todo ello a pesar de que el documentalista que realizó el trabajo de registro del archivo tuvo el celo de que nada estuviera fuera de su lugar, de que todo estuviera perfectamente ordenado para los investigadores. 

En la misma página de la agenda, Arias Navarro escribe la fecha en la que será enterrado el dictador, el domingo 23 de  noviembre, por encima del sábado, haciendo ver una vez más que en realidad, lo que la agenda muestra es el ensayo previo a lo que finalmente ocurrió. Y es que bajo la fecha del día 22 de noviembre, el presidente destaca el traslado del autócrata al Valle de los Caídos, el mismo día en el que  el ya rey Juan Carlos, había remitido desde Zarzuela una misiva al abad de la Basílica en la que ordenaba que los restos del Caudillo debían colocarse en «el Sepulcro destinado al efecto, sito en el Presbiterio entre el Altar Mayor y el Coro de la Basílica», y encargó al notario mayor del Reino, José María Sánchez-Ventura y Pascual, que levantase acta de ello.

Sin embargo, Franco nunca manifestó ese deseo y los cementerios de El Pardo o el del Pazo de Meirás habían estado entre los lugares para que el militar fuera inhumado. 

Los historiadores consideran que la teoría más verosímil del empeño por el que se prolongó la agonía del general Franco pudo estar en que tras su fallecimiento quedaría como titular de la Presidencia del Consejo de Regencia, el órgano político que se ocupaba del control del país en caso de fallecimiento del Jefe del Estado, asumiendo tal responsabilidad durante el tiempo que tardase en tomar posesión el designado como sucesor  Alejandro Rodríguez de Valcárcel.

Fue justo dos días después de la defunción de Franco cuando don Juan Carlos fue proclamado Rey, el 22 de noviembre de 1975, fecha en la que pronunció en las Cortes su primer mensaje a la nación, en el que expresó las ideas básicas de su reinado: restablecer la democracia y ser el Rey de todos los españoles, sin excepción.

Sin embargo, y una vez más, esa fecha esencial no aparece en la agenda de Arias Navarro, otra prueba de que todo lo que esa página recoge tuvo que ser escrito días antes. 

Y es que los periódicos de la época publicaron el día 21 de noviembre que Rodríguez de Valcárcel no convocaría al Consejo del Reino y a las Cortes para la proclamación del Rey hasta ocho días después. Algunos expertos concluyen que el también presidente de las Cortes sería cesado el 26 de noviembre, lo que habría podido dilatar o perjudicar la llegada de Juan Carlos a la Jefatura del Estado. 

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