Diario de León

Un nuevo escándalo sacude los cimientos de Wall Street

La imagen del mundo financiero de Estados Unidos, tan venerada en tiempos pasados, ha sido seriamente dañada con un nuevo escándalo descubierto en pleno Wall Street: la detención de 47 agentes de cambio.

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JAVIER ADRIÁN | texto
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A raíz del fiasco de la «burbuja tecnológica», hace casi cuatro años, la confianza de los inversores fue decreciendo a medida que se sucedan nuevos escándalos e irregularidades en el sistema financiero estadounidense, como las manipulaciones contables que llevaron a la quiebra a Enron y WorldCom, el fraude de firmas de análisis de Wall Street o, más recientemente, el de los fondos de inversión. Pero quedaba más. El pasado 18 de noviembre se conoció un nuevo fraude. Ese día, en una fugaz operación bautizada como «Nickel wooden» (Centavo de madera), que culminaba dieciocho meses de investigación, la policía federal de Estados Unidos (FBI) irrumpió por sorpresa en el corazón mundial de las finanzas para detener a 47 operadores del mercado de divisas inculpadas de varios delitos de los denominados de «cuello blanco» y de algunos más mafiosos. La investigación policial ha permitido descubrir que los detenidos utilizaron el mercado de divisas para ocultar operaciones de «blanqueo» de dinero procedente de bandas criminales dedicadas al tráfico de drogas y de armas. Gran parte del operativo, respaldado por la Comisión del Mercado de Valores (SEC) y la Comisión de Negociación de Futuros (CFTC), se desarrolló en el corazón financiero de Manhattan, justo al lado de la «zona cero», y se extendió por los estados de Nueva Jersey, Connecticut, Florida, Colorado y Tennesse. Todos estos operadores financieros, empleados de grandes firmas internacionales, están acusados por la Fiscalía, entre otros cargos, de defraudar desde hace dos décadas miles de millones de dólares a pequeños inversores y grandes bancos en una trama de compraventa de divisas en el mercado cambiario, un negocio que mueve al día la exorbitante cifra de 1,2 billones de dólares. Dentro del mercado de divisas hay operaciones al por menor de contratos futuros de divisas completamente reguladas, pero también existen unas prácticas interbancarias no reguladas, en las que grandes entidades financieras, inversores multimillonarios y firmas de corretaje ejecutan sus propios intercambios de divisas. El mercado de divisas no tiene un centro físico de operaciones, al contrario que la mayoría de bolsas de valores, y opera a través de intermediarios las 24 horas del da en un entramado de agentes conectados por teléfono y por ordenador. Esa dispersión le convierte en un mercado mucho menos regulado de lo normal y del que sólo se sabe, a ciencia cierta, que Gran Bretaña, Estados Unidos y Japón son los centros principales de intercambio de divisas, con más del 60 por ciento del volumen de negocio. La dificultad de descubrir un fraude de semejante calibre estriba en que este tipo de estafador se sirve de las transferencias de divisas extranjeras hechas desde cualquier lugar del mundo y a cualquier hora. Y con sólo un teléfono y un ordenador le basta para ofrecer a algún inversor incauto pingues beneficios a cambio de dudosas inversiones. Otros escándalos De proporciones desconocidas, este nuevo escándalo golpea con fuerza los pilares de la economía estadounidense y daña la confianza depositada en Wall Street por los inversores, ya de por s frágil desde hace dos años. En 2001 el descubrimiento de manipulaciones contables a cargo de sus gestores y de las auditorías llevó a la quiebra al gigante energético Enron, con sus consiguientes consecuencias políticas y económicas. De esta forma se convirtió en la mayor bancarrota de la historia de Estados Unidos hasta que cedió ese «honorífico» título un año después a WorldCom, segunda empresa de telecomunicaciones del país que se declaró en quiebra debido a manipulaciones contables. El «caso Enron» disparó las alarmas entre los inversores de todo el mundo porque su descalabro repercutía en otras compañías del sector con las que mantenía negocios y también a las cinco principales auditorías del país, que tuvieron que deslindar sus negocios de consultora y auditoría para evitar conflictos de interés y para despejar dudas sobre su honestidad. Pero, sobre todo, el «caso Enron» fue la referencia de las primeras deficiencias de un sistema financiero sobre el que se asienta el poder económico estadounidense -cuya honradez y limpieza ahora se cuestiona- y el detonante para impulsar su saneamiento. Algunas de esas pesquisas permitieron constatar hace año y medio irregularidades sobre el funcionamiento del entramado de Wall Street y, hace escasas semanas, se destapó un escándalo por prácticas abusivas en la industria de los fondos de inversión en Estados Unidos, un sector que en 2002 manejó activos por siete billones de dólares (volumen de dinero muy similar al PIB estadounidense). Ahora los reguladores estadounidenses intentan modificar la normativa del sector.

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