Diario de León

EL PERSONAJE DE LA SEMANA

Lagerfeld transforma la pasarela en un homenaje al hombre

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|||| El modisto Karl Lagerfeld llenó este fin de semana de sublimes grises, blancos y negros la pasarela de su pret-a-porter femenino Chanel para el otoño-invierno 2005-2006 y agregó a su desfile una versión masculina ultra metro-sexual. Para la mujer, Lagerfeld rastreó toda la paleta de los grises, del más oscuro, próximo al negro, hasta el nevado, casi blanco, en ocasiones con leves toques de beis, rosa o lila e incrustaciones de brillantes, perlas o azabaches. Además del gris en toda su extensión, el negro será un color muy principal del invierno Chanel, muchas veces combinado con el blanco, en trajes de chaqueta pantalón y blusas blancas, por ejemplo, pero también en forma de un adorno o un discreto ribete sobre un vestido corto negro de tirantes o manga corta. Idénticos colores de base ilustraron las creaciones masculinas a las que el artista añadió collares y también bolsos típicamente Chanel, grandes o pequeños, acolchados y colgando de sus correspondientes cadenas plateadas. El tradicional «tweed» de esta firma legendaria brilló en una colección dominada por la lana, junto a gorros y leotardos-calentadores, con bufandas de punto hecho a mano y confortables jerséis de cuello alto, o también sobre botas de cuero hasta bien mediado el muslo. Las botas eran tan altas como para que la pierna luciese enteramente forrada de cuero, pese a la minifalda «tweed» que a menudo le acompañaba, a juego con su chaqueta o su chaleco. Las faldas, cortas, plisadas, rectas o evasé, se alargaron a veces hasta ocultar las rodillas, combinadas con calentadores de lana, lisos o estampados, hasta cubrir el empeine y parte de una fina sandalia de tacón, con un cinturón plateado y perlado a la altura de las caderas u una, chaqueta corta del mismo tejido. Pantalones hubo para todos los gustos, por debajo de las rodillas, estilo corsario y golf, rectos anchos y pitillo, adornados estos últimos con sendos lazos de satén a la altura de la rodilla. Ribetes levemente deshilachados de «tweed», vestidos negros delimitados por una cinta de seda negra, flores construidas en los mismos tejidos para adornar un cuello, un gorro de punto o un vestido, añadieron suavidad a este futuro invierno que Lagerfeld quiso particularmente dulce y femenino.

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