La gastronomía en los fogones manchegos

Este año está plagado de rocinantes, molinos, dulcineas, sanchos y quijotes, tanto que algunos empiezan a sentirse molestos por la machacona insistencia. Pero si la conmemoración, incluso llevada al exceso, ha conseguido que un buen número de españoles se acerque a la lectura de los clásicos, el empacho habrá sido provechoso. Tampoco la gastronomía se ha escapado de la obsesión quijotesca y a pesar de que en la despensa del Quijote no se guardaban demasiadas viandas, que el ilustre caballero -como es sabido- se lo gastaba todo en mamotretos de caballerías, han sido varios los libros que se han prestado a glosar lo que de gastronómico contiene el preciado volumen. El más interesante, sin duda, es el publicado por Antonio Campins Chaler y titulado La ingeniosa cocina de D. Quijote y Sancho. En un fogón de La Mancha . Se trata de un tratado que más que rebuscar citas en el texto cervantino, intenta acercar a los gastrónomos del siglo XXI las exquisiteces que, burla burlando, se han colado en el Quijote y que corresponden al acervo popular de la cocina manchega. Además ha intentado ofrecer las recetas en dos versiones, una tal y como se elaborarían en la época en la que se escribió el libro, y otra tal y como se hacen en la actualidad. Incluso ofrece una interesante tabla de equivalencias entre los pesos y medidas castellanos de aquellos tiempos y los actuales. Desfilan por el singular volumen las recetas de los Duelos y quebrantos, el Pisto manchego, las Migas, la Olla podrida, la Empanada de conejo, la Lentejas guisadas, los Palominos con arroz¿ para después llevar al lector a un viaje por Castilla la Mancha mucho más nutritivo que las rutas que siguiera Don Quijote con el siempre hambriento Sancho a su lado. Un libro divertido y ameno, que nos enseña los entresijos alimentarios que se esconden en el texto de Cervantes y los atractivos gastronómicos de las tierras manchegas.