Diario de León

«Es cristiano resistir contra tanta exclusión social» Un país rico y millones de indígenas pobres

Nicolás Castellanos | El presidente de la Fundación Hombres Nuevos, un leonés que dejó el trono de obispo por los indígenas bolivianos, confía en las vías democráticas para el cambio del país

NORBERTO

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ANA GAITERO | texto
León

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Nicolás Castellanos es obispo en España y padrecito en Bolivia. Pero no es de los obispos que ayer se sumaron a la manifestación contra el matrimonio gay. «Nunca iría a una cosa así», asegura este leonés de Mansilla del Páramo que hace catorce años dejó la mitra de Palencia para irse a trabajar a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) con los más pobres entre los pobres. Como cada año, ha regresado a su patria para ver a la familia y resolver asuntos pendientes de la fundación Hombres Nuevos, bajo cuyo auspicio trabaja en el barrio del plan 3000, el más pobre de la ciudad boliviana y en otras ciudades cercanas. A Santa Cruz de la Sierra, donde hay un fuerte sentimiento autonomista, no llegaron los bloqueos que han vivido las últimas semanas La Paz, El Alto y, finalmente, Sucre, donde se decidió la sucesión del dimitido presidente Mesa por el presidente de la Corte Suprema, el único con capacidad para adelantar las elecciones. -¿Cómo ha vivido las últimas semanas los acontecimientos en Bolivia y cómo explica lo sucedido? -Hemos pasado casi tres semanas en una tensión muy fuerte. Empezaron a bloquear las carreteras; no había manera de poder transitar libremente por el país. La causa fundamental es que los indígenas reclaman la nacionalización del gas y el petróleo. Se había aprobado la ley de hidrocarburos, que venía a decir que el 50% de los beneficios de su explotación sería para el país y la mitad restante para las empresas internacionales que operan en el país. Pero éstos de la mano del grupo de Evo Morales, los socialistas, querían que volvieran a ser propiedad del Estado, lo cual es muy complicado porque se trata de contratos hechos en Nueva York bajo normas internacionales. Supondría una millonada lo que tendrían que pagar a las petroleras que levantaran el vuelo de Bolivia. Es un problema complejo y difícil. Los bloqueos se hacían en La Paz y en El Alto. Ahora se ha hecho cargo del país el presidente de la Corte Suprema, Eduardo Rodríguez, lo que apacigua momentáneamente los ánimos. 1397058884 ¿Han pasado miedo en Santa Cruz de la Sierra? -No, como digo todo el conflicto estaba en El Alto y en La Paz. A 50 kilómetros de Santa Cruz había muchos bloqueos, pero en Santa Cruz de la Sierra nos parecía otro país. No hubo nada de nada. -¿Considera legítimas las aspiraciones de los indigenistas? -El problema de fondo es que Bolivia tiene una multitud, el 70% del país, en una pobreza extrema. Esa situación era insostenible y es lógico que esa masa de pobres reclame unas condiciones de vida más dignas. Por otra parte, el tema de los indígenas es evidente. Primero vinieron los incas y les quitaron todo, luego los españolescolonizamos aquello y finalmente vienen los mestizos, ya bolivianos, y son peor que los anteriores. A finales del siglo XIX, 1893-94, hay un levantamiento de guaraníes y los mestizos -ya no estaba España allí- empalaron a 10.000 guaraníes. A los indígenas les arrebataron las tierras, por tanto su demanda es muy justa. Pero aquí se mezcla otro problema, que es el del narcotráfico. Se maneja mucho dinero debido al cultivo de cocaína y precisamente uno de los programas gubernamentales de los últimos años ha sido erradicar cultivos de coca porque ya no son cultivos sanitarios o para consumo de indígenas, que la mascan habitualmente. También hay muchos pozos de maceración de coca de donde sale la masa inicial que después procesan en Perú o en Colombia. -¿Quiere decir que Evo Morales, el dirigente del MAS (Movimiento al Socialismo) tiene que ver con el entramado del narcotráfico? -Allí se dice públicamente. También se decía en toda la prensa que está subvencionado por Chávez, el presidente de Venezuela. De hecho, a uno de estos indígenas que le pilló la policía llevaba siete mil bolivianos encima cuando no tienen donde caer muertos. ¿Cómo han aguantado estos señores tres semanas sin trabajar en el bloqueo? Pues, sencillamente, porque toda esa gente estaba subvencionada. Hay alguna fuerza por detrás que está financiando estas campañas. -Pero el Gobierno de Venezuela no tiene nada que ver con el narcotráfico... -No, no, lo que digo es que les ayuda en el sostenimiento económico. Eso tiene mucho de subversión. Hay que recordar que Evo Morales representa a la primera fuerza de la oposición. Que haga los bloqueos en el Parlamento, porque estamos en un país democrático. Según el derecho constitucional boliviano todo ciudadano puede andar libremente por todo el país. Él no puede ser un sindicalista bloqueando los caminos. Él tiene el parlamento, donde tiene su brigada parlamentaria y allí es donde tiene que hacer las auténticas reformas del país. -¿Cree que el parlamento había «bloqueado» las expectativas del país por no acometer las reformas necesarias? -El Parlamento es el único espacio adecuado que hay, los demás son anticonstitucionales. Allí hay una democracia igual que la de aquí, la única diferencia es que allí el recurso que tienen es el pataleo y el bloqueo. ¿Por qué razón me prohíben a mí que transite libremente por el país? Eso no se puede hacer, los bloqueos hay que hacerlos en el Parlamento. Esa es la crítica que se le hace. Hay otra cosa muy importante: haz un bloqueo pero no con la violencia. Estoy de acuerdo en que los indígenas tienen que reclamar y tener sus tierras. Pero, ojo, de un modo democrático. Allí hay hay dos objetivos fundamentales que son los que tienen que traer la reforma y el cambio en el país: una asamblea constituyente para redactar una constitución nueva que contemple a los pueblos originarios y a los indígenas y afronte la iniquedad y la desigualdad social en la que viven. Y segundo, está el Estado de las Autonomías, con un referéndum para decidirlo, porque el esquema centralizado que hay actualmente en Bolivia está agotado, allí no tienen credibilidad ninguna. -Dejó el cargo de obispo en Palencia, ¿se ha quedado espantado o decepcionado al ver que los dueños de Bolivia son las empresas y no el gobierno ni los pueblos? -Allí hay mucha injusticia. Pero no estoy decepcionado porque precisamente ahora el gran mediador y que ha colaborado mucho a este clima de diálogo ha sido la Iglesia. La Iglesia en Bolivia es la institución que tiene mayor credibilidad. En una línea de dialogar con todos y de buscar soluciones constitucionales y democráticas ha trabajado muy bien. Allí la gente valora a la Iglesia y la quiere porque sabe que somos los gestores y los actores sociales más implicados con el pueblo excluido y el pueblo pobre. -Si la Iglesia está con el pueblo en estas circunstancias ¿no considera legítimas las medidas adoptadas por los bolivianos movilizados? -La Iglesia tiene un pensamiento muy claro. Por ejemplo en el tema de las autonomías tiene muy claro que tiene que haber una descentralización, pero, ojo, que esa descentralización no sea como ahora, que siempre esté a favor de las oligarquías, de los que tienen el poder político y económico. El estado de las autonomías debe crear unos cauces de solidaridad de los departamentos más ricos con los otros y entre las mismas personas. La Iglesia, en ese sentido, siempre tiene un esquema positivo de solidaridad y de justicia social. En esa línea funciona y por eso tiene la credibilidad que tenemos. -¿El empobrecimiento de Bolivia está relacionado con la aplicación de medidas neoliberales y la obediencia casi ciega al Fondo Monetario Internacional? -Una de las causas fundamentales de esta situación ha sido la privatización de todas las empresas estatales y yacimientos. La privatización hace precisamente que los pobres sean más pobres y haya cada vez más miseria. Qué duda cabe que el sistema neoliberal ha influido mucho en la situación de pobreza. Hay que recordar que Bolivia es el segundo país más pobre de América Latina, el primero es Haití. -Sin embargo, posee unos recursos extraordinarios de gas y petróleo. -Bolivia es un país riquísimo. Por poner un ejemplo: Bolivia tiene siete mil especies de orquídeas, de las cuales 700 son autóctonas, originarias sólo en Bolivia. Es un país riquísimo en gas. Nosotros, en Santa Cruz de la Sierra, estamos encima de un mar de gas. Te pongo una anécdota, el otro día en una zona que se llama Choré me enteré que no tenían agua potable. Allí hay 30 comunidades sin agua potable. Me informé de la forma de hacer un pozo que no fuera muy caro y fuimos allá. Han hecho un pozo con un buen chorro de agua, que vale sólo 250 dólares, y esas comunidades que no tienen ni agua ni luz están encima de pozos de gas donde una petrolera que se llama Chaco tiene tecnología punta y las poblaciones están sin agua y sin luz. No hay derecho a que debajo seamos multimillonarios y que luego en la superficie no tengan ni agua potable. La gente, que es buenísima y muy generosa, cuando hicimos el pozo se llevaron una alegría grandísima. Esa gente no ha tenido ni una oportunidad en la vida. Con nuestro proyecto, que hoy día es un referente en Bolivia, estamos viendo que a la gente le das una oportunidad, la aprovecha y hace cosas maravillosas. -Una vez que se celebren las elecciones ¿hacia dónde creen que van a ir el país? -Creo que seguiremos con una democracia formal. Ha habido una sacudida importante y hay que tomar conciencia de que la situación de pobreza que vive el país hay que abordarla. Pero otro tema que influye mucho en todo esto es la corrupción. La corrupción y la pobreza son temas prioritarios para la agenda política y social del próximo gobierno. -¿Cuáles son las reformas más urgentes de la Constitución boliviana? -Es una constitución de finales del XIX sin apenas modificaciones en la que una cuestión fundamental es el tema de las autonomías. Además se se está viendo la necesidad de una segunda vuelta porque allí nadie saca la mayoría absoluta, con lo cual el pueblo vota pero no elige. En el Parlamento vienen los comadreos o compadreos y eligen los dos o tres partidos según conveniencias más bien de tipo económico. -¿Le gusta el modelo de Lula en Brasil? -Hoy día en lo económico el sistema neoliberal lo invade todo y a Lula también. Me gusta el estilo, el talante, el espíritu de Lula, por ejemplo el programa hambre cero, pero todos los países están invadidos. El sistema neoliberal es el mismo para todos; la diferencia entre los políticos parece que viene más dada por los talantes. En América Latina hay una deuda social contraída con el pueblo que hay que pagarla en escuelas, hospitales, carreteras y bienestar para la población. Me decía un diputado, el equivalente aquí a Izquierda Unida, que si la Iglesia dejara las obras sociales el Estado boliviano se quedaba sin esquema social. Santa Cruz de la Sierra tiene millón y medio de habitantes y carece de catastro. No se pagan los impuestos debidos y se deberían pagar impuestos. No tiene que haber corrupción y la hay. Precisamente uno de los avales de nuestro proyecto es la transparencia. Hace poco hicimos una escuela que nos financió la Generalitat Valenciana y costó 300.000 dólares. Me decía el alcalde de la ciudad que a cualquier ayuntamiento de Bolivia si hace esta escuela le hubiera costado un millón de dólares. Allí hay dinero, pero se invierte mal o hay mucha gente que se lo apropia en vez de aplicarlo a cubrir las necesidades del pueblo. -Se le ve un poco resignado en cuanto a las posibilidades de cambio del sistema económico... -No es que esté resignado, es lo que tenemos impuesto. De hecho, allí en América dimana el imperialismo. -¿Es cristiano rebelarse contra ello? -Rebelarse sí. Hay que hacer resistencia al sistema. Ahí es donde estamos trabajando para que no haya tanta exclusión social. Para mí una de las opciones es la ecológica. El sistema neoliberal nos está machacando también toda la naturaleza. Las grandes empresas petroleras preparan auténticos desastres ecológicos para explotar los recursos del subsuelo. Lo único que cuenta es el ídolo dinero y lo demás no importa. Yo, por ejemplo, de ciertas empresas no acepto dinero, porque no son justas, como Chaco que hace unos grandes estragos cuando va a sacar petróleo. Contra eso hay que hacer resistencia, pero no es fácil. Es duro. Bolivia es el segundo país más empobrecido de América Latina, después de Haití, y sin embargo sus nueve millones de habitantes viven sobre un vasto territorio riquísimo en biodiversidad, es un país andino y a la vez amazónico, y, lo que es más importante, posee una inmensa riqueza energética, gas y petróleo, en el subsuelo, además de estaño, plata, goma y agua. La última certificación de reservas publicada el mes pasado dio cuenta de la existencia en Bolivia de 48,7 billones de pies cúbicos de gas natural, las más importantes del continente después de las de Venezuela. Desde 1985, cuando se privatizaron, los recursos son explotados por empresas transnacionales, entre ellas la española Repsol. En Bolivia, el 60 % de la población se autodeclara indígena. A pesar de ser mayoría, los indígenas siguen siendo discriminados en la vida cotidiana. Las poblaciones indígenas mayoritarias son aymaras y quechuas (concentrados en el altiplanos boliviano) y los guaraníes (amazonía boliviana). Con la privatización los mineros fueron «relocalizados», perdieron sus empleos, y muchos emigraron a la ciudad. Así nació El Alto, hoy segunda ciudad más poblada después de Santa Cruz de la Sierra, que en el 2003 «echó» a un presidente y en el 2005 logra la dimisión de otro. Los leoneses Nicolás Castellanos y Marta Cabezas, un religioso y una cooperante que trabajan en Santa Cruz de la Sierra y La Paz, cuentan cómo han vivido la crisis del último mes y medio y cómo ven el país.

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