La última ópera trágica de Pavarotti

A unque todos sospechaban que tras la muerte de Luciano Pavarotti los problemas en torno a su herencia iban ser grandes, nadie podía imaginar lo que está ocurriendo, sobre todo en torno a su viuda, Nicoletta Mantovani. Que nunca fue bien recibida en el entorno del tenor es de todos conocido y las críticas a la joven siempre fueron feroces. Más aún tras la aperturas de los diversos testamentos en que la nombraban heredera de la fortuna del cantante. Según el semanario italiano Chi , que ofrece la noticia en exclusiva, Nicoletta Mantovani estaría gravemente enferma de esclerosis múltiple y esta sería la razón por la que Big Luciano la ha querido beneficiar económicamente. En las fotos se la ve entrar en el Multiple Sclerosis Research Centre de Manhattan, donde viene seguida de un prestigioso médico. La semana ha sido nefasta para la viuda. A la publicación de la noticia de su enfermedad se ha unido la decisión de la fiscalía de Pésaro de investigar el segundo de los testamentos de tenor. La acusación del fiscal Massimo Di Patria es grave: el tenor, en el momento de la redacción del testamento, podría no estar en plenas facultades mentales. Esto ya había sido insinuado por el notario Luciano Buonanno, quien ha contado que el documento habría sido redactado según disposiciones de los abogados de Pavarotti, quienes no le habrían permitido cambiar nada, a pesar de su desacuerdo en algunos puntos. Este testamento establece la creación de un trust que comprende las posesiones americanas. La beneficiada es su segunda mujer, Nicoletta Mantovani, quien podría así disfrutar del llamado «tesoro americano», una sustanciosa herencia formada por inmuebles como los tres apartamentos en Nueva York, cuyo valor se calcula en torno a 10 millones de euros, además de una extraordinaria colección de arte, entre otros bienes. Esta decisión no ha gustado a las hijas del primer matrimonio de Big Luciano, Lorenza, Cristina y Giuliana, que se han visto así alejadas de la verdadera herencia del padre. La forma en la que se ha creado el trust ha sido puesta en duda tanto por sus abogados como por la Fiscalía. Tras la firma del testamento, los abogados de Pavarotti prepararon rápidamente un documento de creación del trust que el consulado americano de Florencia se negó a autentificar y que al final fue registrado en Nápoles. Las cosas se han complicado tras haberse conocido que el primer testamento, el llamado «de Módena», redactado en la villa del tenor, no deja a sus herederos más que deudas. Una cuenta bancaria con un descubierto de casi once millones e hipotecas por un valor de siete millones de euros es lo que hasta ahora se ha inventariado. En este testamento, que fue realizado el 13 de junio, se siguen las disposiciones de la ley italiana, dejando el 25 por ciento a su mujer y el 50 por ciento dividido a partes iguales entre las cuatro hijas. El 25 restante, a disposición libre, es para Nicoletta con varias donaciones a sus más cercanos colaboradores. Las propiedades de Módena y Pésaro no se pueden tocar, ya que quedan en usufructo a la viuda. El patrimonio, que algunos estimaban en torno a doscientos millones, parece reducirse a deudas que sus herederos tendrán que saldar. «Que el maestro Pavarotti tuviese deudas no era un secreto», afirma el abogado de su mujer Nicoletta. «Seguramente a causa de su enfermedad», añadió. Silencio familiar Y como si las cosas no fueran ya complicadas, hace pocos días la RAI mostró en un telediario un testamento hológrafo del tenor. Escrito de su puño y letra el 4 de diciembre del 2006, el documento deja a su mujer solo la cuota que le espera según la ley italiana mientras declara a sus cuatro hijas herederas de su patrimonio. La pregunta es obvia, ¿en qué testamento están las últimas voluntades del maestro? La familia se mantiene en silencio. Nadie quiere hablar ni de testamentos ni de la enfermedad de Nicoletta, aunque a los más cercanos la noticia no les ha sorprendido, ya que los viajes a Nueva York eran constantes. Una amiga cercana a la viuda, Franca Corfini, lo confirma: «Lo sabemos desde hace unos ocho o nueve años».