DEMÓCRATAS Un latino buen amigo del ex presidente Clinton REPUBLICANOS

|||| El gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, es un buen amigo del ex presidente Bill Clinton, y un hombre afable al que le gusta hacer bromas y comer, y que confiesa estar perpetuamente a dieta. Si gana se convertiría en el primer latino en ser presidente. Hijo de madre mexicana y padre estadounidense nacido en California. Con catorce años, sus padres le enviaron a un internado en Massachusetts, donde se acostumbró a ser el único alumno latino de la escuela. Tal vez esa necesidad temprana de lidiar con una sociedad diferente fue la raíz de sus mayores éxitos políticos en la madurez. Como congresista por Nuevo México, Richardson intervino en 1994 en un incidente con Corea del Sur a petición de Clinton y se reunión con Sadam Husein en Bagdad en 1995 y logró la liberación de dos contratistas estadounidenses. También convenció a Fidel Castro de que liberara a tres disidente. El gobernador ha usado esos éxitos durante la campaña como prueba de su experiencia en política exterior. Otro punto fuerte de su currículum es la política energética, por su experiencia en el Congreso. Promueve un mayor uso de las fuentes energéticas renovables y quiere que Estados Unidos tome medidas más serias para combatir el cambio climático. Sobre la inmigración, otro de los temas principales de la campaña hasta ahora, Richardson está a favor de establecer un mecanismo para regularizar a los 12 millones de trabajadores indocumentados que residen en el país. Como el resto de los aspirantes demócratas, quiere la retirada de las tropas estadounidenses de Irak.