Diario de León

El debate de los debates

La dilatada tradición existente en los cara a cara de los políticos en Estados Unidos contrasta con la falta de modelo que sufren la mayoría de los países de Europa, en los que todo queda pendiente del acuerdo y el deseo de los candidatos

C.J. GUNTHER

C.J. GUNTHER

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PATRICIA CRESPO | texto
León

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Mientras los duelos en televisión marcan las campañas presidenciales de EEUU desde el enfrentamiento en 1960 entre John F. Kennedy y Richard Nixon, en Europa, incluida España, la ausencia de regulación hace que los debates dependan del acuerdo y el deseo de los candidatos de medirse ante las cámaras. Con ambos políticos prácticamente empatados en las encuestas, Kennedy y Nixon inauguraron hace 48 años los debates televisivos que, en aquella ocasión, sirvieron al primero para sacar ventaja de los errores de su rival republicano ante las cámaras y derrotarlo luego en las urnas por unos pocos miles de votos. Años después, en 1987, Estados Unidos creó la Comisión de los Debates Presidenciales, un organismo no partidista que regula estos eventos con unas normas preestablecidas. La estrecha ventaja que, según los sondeos, separa en la actualidad al PSOE del PP, como la que se registraba en las presidenciales estadounidenses de 1960, puede ser el motivo por el que José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, especialmente éste último, han accedido a retomar los cara a cara en televisión ante los comicios generales del 9 de marzo. En España sólo se han celebrado debates entre candidatos a la presidencia del Gobierno en las elecciones de 1993, con Felipe González y José María Aznar como protagonistas y un empate técnico en intención de voto como telón de fondo. A falta de regulación legal, el acuerdo entre los dos candidatos es condición sine qua non en España, donde se ha de pactar tanto la cadena o cadenas elegidas como las reglas del cara a cara -fechas, tiempos, moderador, escenario, etc-. Y prueba de esa tensión son las semanas que han tenido que pasar hasta que se alcanzó un acuerdo este pasado jueves. En el resto de Europa, el país con más tradición en este tipo de debates es Francia, donde las reglas no figuran en el código electoral, pero éste prevé la igualdad de tiempo de palabra. Desde que el 10 de mayo de 1974 Valery Giscard d'Estaing y François Mitterrand midieron sus fuerzas ante las cámaras se han introducido algunas novedades en el formato que negocian los asesores de los candidatos franceses. El último debate fue el protagonizado por Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal el 2 de mayo de 2007, cuatro días antes de la última vuelta de las presidenciales, que llevó al primero al Elíseo. Los dos periodistas que se encargaron de velar porque se respetaran los tiempos -45 minutos útiles para cada candidato- eran de la privada TF1 y la pública France 2, que transmitieron el debate en directo, aunque también podían emitirlo otras cadenas. En Alemania, los duelos en este medio son muy recientes, ya que el primero fue en 2002, entre el entonces canciller, Gerhard Schröder, y el cristianodemócrata, Edmund Stoiber, quienes protagonizaron dos debates, uno retransmitido por las dos cadenas públicas y otro emitido por las dos principales privadas. Un pacto de los partidos con los medios decide a falta de regulación legal el formato de estas contiendas, la última de las cuales enfrentó en septiembre de 2005 a Angela Merkel y Gerhard Schröder. Pero si en Europa hay un político acostumbrado a estos debates ese es el italiano Silvio Berlusconi. El magnate de la comunicación es un experto en este medio, donde se ha enfrentado a su rival de centro-izquierda Romano Prodi tanto en las elecciones generales de 1996 como en las que se celebraron diez años después, en abril de 2006. Los dos últimos cara a cara entre ambos fueron transmitidos en directo por la televisión pública RAI y estuvieron regidos, como es habitual en Italia -donde tampoco hay una norma específica sobre estos debates- por estrictas reglas: 30 segundos para las preguntas, dos minutos y medio de respuesta y un minuto de réplica. En Portugal tampoco hay tradición ni reglamentación sobre los debates electorales, con formatos y temas pactados entre las cadenas de televisión y los partidos. La cadena pública RTP fue la elegida en febrero de 2005 para acoger el último debate televisivo previo a unas elecciones legislativas en Portugal. Lo novedoso respecto a otros países de su entorno es que los lusos pudieron ver en pantalla simultáneamente a los líderes de los cinco grandes partidos que se presentaban a los comicios. Los británicos, por su parte, están acostumbrados a ver a los candidatos en Question Time, un programa muy popular de la BBC en el que comparecen individualmente. Hasta ahora, los políticos han declinado los cara a cara en televisión, debates que a la corporación británica BBC le gustaría acoger, más allá de su Question Time. El tiempo dirá si Reino Unido se suma a este tipo de debates y desvelará también quien saldrá victorioso de la contienda entre Zapatero y Rajoy.

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