Diario de León

De la pista a la calle La conmemoración del mito Los hitos...

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J. F. Z. | texto
León

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|||| El número de triunfos deportivos atesoradas por Porsche es... demoledor: 28.000 victorias en los últimos 60 años. Ocho títulos mundiales de Resistencia, tres mundiales de F1 (como proveedor de motores) y 16 victorias absolutas en las 24 Horas de Le Mans; un escenario, el del trazado de La Sarthe, tan querido como «abonado» para el fabricante de Stuttgart. Si Ferdinand Porsche, apasionado de las carreras y padre de los Auto Unión de Grand Prix, sufrió el veto de la mayoría de sus ambiciosos proyectos deportivos para VW antes de la II Guerra Mundial, tras la contienda su hijo Ferry haría realidad el sueño paterno: las carreras. Para Ferry Posrche, la participación -y triunfos- en las carreras tenía un único objetivo. «Hacer vehículos deportivos para fabricar aún mejores vehículos deportivos». Una filosofía que se mantiene tan viva hoy como cuando el Dr. Porsche enunciara esta singular máxima traducida, si se quiere, en otra rotunda aseveración que cierra, si la hubiere, cualquier polémica: «La vida misma es como una carrera entre las líneas de salida y meta. Si nuestra participación tiene un determinado valor está definido por lo que aprendemos durante las carreras y en cómo aplicamos este conocimiento». Los 356 (en rallyes) y los 550 Spyder (en circuitos) cosecharían, en la década de los cincuentas, las grandes victorias que acabarían por labrar la fama de un constructor que veía -y ve- en la competición el mejor caldo de cultivo para ofrecer a sus clientes unos coches tan divertidos como potentes. Un piloto francés, Auguste Veuillet, al volante de un 356 con carrocería de aluminio, firmaría la victoria de clase (hasta 1.100 c.c.) en las 24 Horas de Le Mans de 1951. Con escasamente 44 CV, aquel pequeño deportivo era capaz de rodar a 160 por hora en la mítica recta de Hunaudières; era el principio de la leyenda... Ni siquiera habían pasado tres semanas desde la homologación oficial para su uso en la calle y el Porsche 356 «Nº 1» ya ganaba en su clase (1 de julio de 1948) en la carrera de la ciudad de Innsbruck, pasando con éxito su bautismo de carreras y con el horizonte puesto en otras victorias que la variante Coupé del 356 no tardaría en firmar. A mediados de la década de los cincuenta, la marca había conseguido ya 400 victorias en competición; mientras los 356 se especializaban en rallyes, los 550 Spyder lo hacían en circuitos y, a renglón seguido, los éxitos en la Carrera Panamericana México darían el apelativo de «Carrera» a los Porsche más competitivos, denominación que se mantiene hasta hoy en los catálogos del fabricante. Además del equipo oficial de fábrica, la producción de modelos competición-cliente se convertiría en una de las actividades fundamentales de Porsche. En los cincuenta y la mayor parte de los sesenta, Porsche se presentaba en las carreras con coches de cilindradas inferiores a 2 litros, suscribiendo sistemáticamente las victorias de clase. La eclosión llegaría en 1956: Humberto Maglioli, al volante del 550 A Spyder, conseguía la victoria absoluta en la Targa Florio siciliana y al año siguiente (1957), Edgar Barth terminaba primero en la carrera de Fórmula 2 en Nürburgring, una especialidad que comenzó casi en la misma época que la F1 y que Barth dominó con el 550 A Spyder frente a sus correosos enemigos naturales, los «Fórmula Monoposti». En el 58, el añorado Wolfgang Von Trips ganaba el Campeonato de Europa de Montaña (Porsche 718 RSK) y con el principio de los sesenta Olivier Gendebien y Hans Herrmann (uno de los pilotos de cabecera de Stuttgart) conseguían la primera de las 18 victorias que atesoró Porsche en Sebring; el 718 RS 60 Spyder se convertía en leyenda. En el 62, Dan Gurney ganaba el G.P. de Francia F1, en Rouen, al volante de un Porsche 804 y dos años después (1964) uno de los biplazas más bonitos que haya fabricado Porsche: el 904 Carrera GTS diseñado por Ferdinand Alexander Porsche, se imponía en la Targa Florio. Eso, por no hablar de los incontables triunfos firmados por «la silueta» por antonomasia: el 911, cuya denominación ha acabado convertida en icono para incondicionales. Así que, desde la época del 356, los vehículos de carreras firmados por la marca, han venido siendo altamente valorados por infinidad de preparadores y equipos privados. Actualmente, Porsche es uno de los fabricantes de coches de carreras más importantes del mundo, de forma que vuelve a cerrarse el círculo filosófico enunciado en su día por Ferry; Porsche desarrolla coches competitivos para que los equipos semioficiales «competición-cliente» tengan éxito y, a la vez, aprovecha nuevos desarrollos para su aplicación a la producción en serie. |||| Regalo del sesenta cumpleaños. El rejuvenecimiento del nueveonce , del mito por antonomasia en los catálogos de Porsche, se declina en el estreno de nuevos motores y cajas de cambio, aderezados con una actualizada estética. La profunda puesta al día del emblemático 911 le permite aguantar estoicamente los embates de los tiempos, de una competencia cada vez más ávida de sensaciones y, lo mejor, seguir conservando un hueco de privilegio en el corazón de los incondicionales... y de quienes lo son en espíritu. Sólo unas pocas semanas después del lanzamiento de la enésima generación 911, con la clásica propulsión trasera, llegan al mercado las versiones Carrera 4 y Carrera 4S, ambas en versiones de carrocería Coupé y Cabriolet. El nuevo 911 se distingue exteriormente por unas discretas -aunque rotundas- modificaciones en su frontal, así como por la novedosa tecnología de iluminación: faros bixenón y luces LED de conducción diurna. También los rediseñados pilotos traseros disponen de tecnología LED y, por primera vez, Porsche ofrece en opción los faros direccionales. Al igual que la anterior versión, todos los Carrera 4 (tracción integral) presentan una zaga más musculosa, con una anchura incrementada en 44 milímetros respecto a las versiones de dos ruedas motrices, mientras una moldura de nueva factura, uniendo los grupos ópticos traseros, proporciona a la típica vista zaguera un aspecto aún más dinámico. En cuanto a equipamiento multimedia el nuevo sistema Porsche Communication Management (PCM) adoptan pantalla táctil, que mejora el manejo del navegador y del sistema de audio e información general del coche. Otro punto significativo de esta aplicación PCM es su compatibilidad con el Bluetooth, las conexiones USB y el iPod. El renovado nueveonce juega algunas de sus mejores bazas en el capítulo mecánico. De forma que la gama propone interesantes novedades en los motores bóxer (inyección directa de gasolina DFI), transmisiones (cambio automático de 7 velocidades y doble embrague PDK) y trenes de rodaje y frenos más optimizados. Y, especialmente, la precisión y rápida respuesta del sistema de tracción a las cuatro ruedas controlado electrónicamente, que ofrece mayores posibilidades dinámicas. La adopción de la inyección directa en los motores bóxer de 3.6 y 3.8 litros supone un también significativo incremento de potencia: de 325 a 345 CV en el 3.6 litros y de 355 a 385 CV en el 3.8 litros con, además, una notable reducción de los consumos. Aplicaciones motorísticas de las que también se benefician las versiones de cuatro ruedas motrices. Baste apuntar que el Carrera 4 Coupé con PDK cifra su media de consumo en 10,1 litros por cada centenar de kilómetros y en el caso del Carrera 4S Cabriolet la cifra de consumo medio se sitúa en 10,7 litros.

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