Diario de León

Resveratrol, el estrés de la viña

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León

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|||| El resveratrol es una fitoalexina presente en las uvas. Y ahora se preguntarán qué es una fitoalexina. Pues bien, es un metabolito secundario, es decir, un producto secundario de un metabolismo que sintetiza la planta tras una infección microbiana. Son sustancias de naturaleza muy diversa que la planta crea para defenderse de un ataque, para responder a una situación de estrés. El resveratrol se encuentra en las uvas, más concretamente en la piel de las uvas; además, su concentración es significativamente mayor en las tintas. Esta es una de las razones por las que los médicos nos recomiendan tomar una o dos copas de vino tinto al día, insistiendo en lo de tinto.

Aunque se descubrió en 1940 no fue hasta la década de los 90 cuando se pusieron de manifiesto sus efectos positivos para la salud. No crean que es la panacea porque queda mucho camino por recorrer en lo relativo a sus beneficios reales en el hombre, pero repasando la lista de sus virtudes parece que hablemos del elixir de la vida. Al menos en lo que se refiere a las enfermedades más temidas de nuestro tiempo. Verán, a esta sustancia de nombre enrevesado se le adjudican propiedades antitrombóticas y anticancerígenas: reduce el nivel de colesterol, inhibe la agregación de las plaquetas y previene la formación de los coágulos sanguíneos que desencadenan los infartos cardíacos y cerebrales; los descubrimientos más recientes lo sitúan en la lucha contra la obesidad y contra la progresión del alzhéimer. Lógicamente, los productores de vino y los científicos se han encontrado con un diamante entre las manos que quieren pulir. Así que una de las primeras cosas que se les ha ocurrido es buscar formas de incrementar el contenido de resveratrol en las uvas. Alimentos con concentraciones más elevadas de esta sustancia, multiplicarían sus efectospositivos. Esta hipótesis aplicada al vin o sería cómo enriquecer un vino en resveratrol sin adiciones externas, es decir, sin añadir «polvos de resveratrol». Ya hemos dicho las fitoalexinas, como el resveratrol, son producidas por la propia planta como respuesta a una agresión. Así, que mejor manera de tener más resveratrol que estresar a la planta. Y en estas vicisitudes están las investigaciones. Los sesudos científicos han imaginado todo tipo de agresiones: radiaciones UV extremas, sequía prolongada, ataques de hongos... todo ello para conseguir lo que pomposamente se llama un vino funcional y, de paso, quien sabe, si acabar con nuestros problemas vasculares. Los resultados han dado la razón a los científicos y prometen avances. Efectivamente, las viñas que han sufrido estas agresiones externas tienen uvas con más resveratrol. Este estrés les hace sintetizar en mayor concentración la preciada sustancia que las plantas, digamos, relajadas. Organismos, grupos de investigación y bodegas se han puesto manos a la obra y planean campañas que no dejen tranquilas a sus viñas y les brinden uvas cargadas de resveratrol. Claro, que ahora la duda está en saber si esto afectará al gusto del vino y a otras características. Y de todos modos, nos queda saber cuanto resveratrol tendríamos que tomar para que, por ejemplo, nos baje el colesterol. No hace falta que insista que el vino sólo se disfruta con moderación. No vale ponerse ciego de vino excusándonos en la prevención del alzhéimer porque ni el hígado ni el estamento médico estarían de acuerdo con la solución.

De todos modos, hay otros alimentos, además de las uvas y del vino, que tienen resveratrol: las nueces, los cacahuetes... y las pastillas. Efectivamente, se pueden comprar pastillas o cápsulas de resveratrol en muchas tiendas, supermercados y, por supuesto, en Internet. No sé que pensarán ustedes pero pudiéndose tomar una copa de vino tinto, buenas ganas de engullir una aséptica pastilla, incolora, inodora e insípida.

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