Diario de León

Bella con causa

Tasha de Vasconcelos, ex novia de Alberto de Mónaco, revoluciona el Madrid Open de Tenis hablando de sus proyectos

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|||| Tiene mundo, elegancia, belleza... Y, por encima de todo, muchas ganas de trabajar en causas humanitarias. Viéndola, da la tentación de pensar si Mónaco no se estará perdiendo una gran primera dama, a la altura de la añorada Grace Kelly.

Ella es la modelo internacional Tasha de Vasconcelos y vivió un comentado romance con el príncipe Alberto, pero de aquello ya sólo queda una «gran amistad». Juntos (irónicamente) trabajan en la Fundación Amor y acaban de abrir un hospital maternal en Malawi para evitar la alta tasa de mortalidad en parturientas y sanar a muchos bebés que nacen infectados por el virus del sida.

De esa y de otras muchas cosas tenía ganas de hablar Tasha este pasado jueves, en el torneo Madrid Open de Tenis, al que acudió a presenciar un partido y, de paso, a promocionar una marca de coches con vocación ecológica, porque según explicó, «ya sólo acepto trabajar con empresas que compartan mis valores». La famosa Caja Mágica ha congregado esta semana a una legión de celebrities. Mientras Vasconcelos reinaba en el village de Lexus, la carpa de Rolex veía desfilar por su moqueta a Genoveva Casanova, Elena Benarroch, María Suelves, Sergi Arola y Carla Royo Villanova .

Recién nombrada embajadora del Instituto Pasteur, Tasha de Vasconcelos estaba exultante. «Empieza una nueva era en mi vida», repetía. «Es como si hubiera vuelto a nacer. De pronto todo encaja y se materializa».

Nacida en Mozambique, de madre británica y padre portugués, Tasha, que tiene sangre aristocrática, asegura haber dado con su verdadera vocación. «A los 18 años ya era famosa como modelo. Dios me concedió el don de la belleza y es providencial que ahora le haya encontrado un sentido. Todo lo que he aprendido y lo que soy sirve en este momento para mejorar la vida de los que más sufren y eso me llena por completo. Como dijo Audrey Hepburn, a la que tanto admiro, «a medida que te vas haciendo mayor, descubres por qué tienes dos manos. Una para ayudarte a ti mismo. Y la otra para ayudar a los demás». Acabo de llegar de Malawi y he visto con mis propios ojos la clínica de maternidad que ha levantado allí mi fundación con la ayuda del príncipe Alberto. Él irá muy pronto a terminar de inaugurar un ala que lleva su nombre y que atiende los casos más graves de recién nacidos».

Tasha reside en Mónaco y no considera contradictorio moverse entre el lujo y la miseria. «Como embajadora, mi función es recaudar fondos, y para eso tengo que relacionarme con los ricos. Hace poco en Paris Match me preguntaban si pretendo ser como Teresa de Calcuta. Yo respondo que hay en mí una parte de madre Teresa y una parte de empresaria, y que mis armas son, a partes iguales, mis valores solidarios y la belleza».

Contra la adopción

Mujer de «corazón africano», como ella misma dice, Tasha no es partidaria de la adopción de niños. «Estoy un poco indignada con lo que están haciendo estrellas como Madonna y Angelina Jolie. Si alguien puede hablar de África ésa soy yo. En Malawi hay un millón de huérfanos. Pero tienen hermanos, primos, tíos... Y un país. No está bien sacarlos de allí y trasplantarlos de golpe a la opulencia, imponiéndoles un estilo de vida hollywoodiense. Creo que es mejor ayudarles en su propio terreno y por eso nunca adoptaré. Sí espero tener mi propia familia. Y creo que será pronto porque, como digo, ha llegado mi momento». ¿Alguna posibilidad de volver con Alberto de Mónaco? «No, por favor, aquello ya pasó. Creo que ya he hecho suficientes cosas como para que dejen de etiquetarme como la ex novia del príncipe Alberto».

Imposible saber también si Tasha tiene alguna teoría sobre la recalcitrante soltería del regente monegasco. «Mejor pregúntenle a él», aconseja. A la supuesta novia actual de Alberto, Charlene Wittstock, que curiosamente nació en Africa igual que ella, dice no conocerla de nada. «No tiene relación alguna con la Fundación Amor, ni la he visto jamás», asegura Tasha.

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