La lucha contra el parásito intestinal

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Los parásitos necesitan de un hospedador para alimentarse y reproducirse y asi completar su ciclo biólogico. Los parásitos intestinales se alimentan de los nutrientes que captan en el intestino del animal, incluso algunos se anclan a la mucosa intestinal provocando verdaderas erosiones e inflamaciones. Existen varios grupos bien diferenciados: los ascáridos, tricuros y ancylostomas, clasificados dentro de las lombrices redondas, las tenias o vermes planos, y los protozoos, como los tan conocidos coccidios. Muchas veces la única manera de identificarlos es mediante su estudio microscópico tomando una muestra de heces para su análisis por un veterinario. En otras ocasiones el propietario puede ver las formas adultas macroscópicamente en las deposiciones de su mascota. Éstos son los que se reproducen y ponen huevos visibles al microscopio que se deben identificar para poder desparasitar al animal con el producto y la pauta adecuados. Un animal parasitado elimina grandes cantidades de huevos al ambiente, jardines, parques etc, donde algunos son capaces de permanecer incluso años. Es entonces cuando otro animal al comer hierba o por ejemplo cuando bebe agua de los charcos, ingiere accidentalmente los huevos. La sintomatología puede ser muy variable. A veces nos encontramos con fiebre, depresión, anorexia, vómitos, diarrea etc. Vemos cómo nuestro cachorro aún comiendo su ración de alimento diario no coge peso. Un signo característico es el arrastre del tercio posterior por el suelo, algo que puede también relacionarse con la inflamación de las glándulas perianales.

El problema está en que hay algunas parasitosis que los animales de compañía pueden transmitir a la especie humana, derivado en gran parte a la escasa información de los propietarios sobre las medidas preventivas, sumado a unos malos hábitos higiénicos.

La hidatidosis es una de las principales zoonosis y la más peligrosa para los humanos, debida tanto a una errónea desparasitación de los perros, como a unos incorrectos hábitos higiénicos y alimentarios. Podemos ingerir los huevos del parásito no sólo cuando nuestra mascota nos lame la cara o las manos, sino también por ejemplo si no lavamos adecuadamente las verduras que se van a comer crudas. Éstas vehiculan huevos que previamente han sido depositados con las deposiciones de los cánidos alimentados con vísceras crudas, procedentes de animales infestados, que porten quistes del parásito. Es algo similar a lo que ocurre con la toxoplasmosis para las mujeres y su peligro durante el embarazo, tema ya expuesto anteriormente en otro artículo.

Es necesaria por tanto la correcta desparasitación de nuestras mascotas cada tres meses, mediante la administración de productos desparasitadores fáciles de administrar vía oral. Se pueden dar en una toma o en varios días consecutivos, más seguro para aquellos animales con grandes infestaciones. Los laboratorios se las ingenian para aportar a estos «medicamentos» una importante propiedad, la palatabilidad, es decir, nuestra mascota recibirá la pastilla trimestral como si de un sabroso premio se tratara. Para los gatos en cambio existen métodos expot on, las pipetas de uso externo, que garantizan su desparasitación sin dificultades ni situaciones estresantes para el dueño y el felino.