La increíble historia de Pipo

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Pipo es un cruce de sabueso y grifón, tiene 6 años, está castrado y su historia es tan increíble como triste. Estuvo viviendo 4 largos años en las calles de Sahagún. Intentamos cogerlo en muchas ocasiones pero nos resultó imposible. Le dábamos de comer y veíamos como pasaba el tiempo y Pipo se iba deteriorando. Cada día aparecía con una herida diferente, unos días sangraba, otros días cojeaba. De repente dejamos de verlo. Alguien nos dijo que se lo habían llevado a la perrera. Una vecina del pueblo, que también le daba de comer cuando estaba en la calle, nos confirmó la noticia y nos dijo que si nos hacíamos cargo de él, ella lo sacaría de la perrera y así fue como Pipo llegó a nuestro albergue a finales de mayo del 2009.

Al principio estaba aterrado, pero poco a poco fue cogiendo confianza, y lo mejor de todo, encontramos un adoptante para él. A mediados de agosto vendría a recogerlo. Pero la triste historia de Pipo no había echo más que empezar. A primeros de agosto tuvimos un robo en la protectora, y uno de los perros que se llevaron fue él. No podíamos creer que el pobre animal tuviese tan mala suerte, pero así era. Lógicamente su adoptante se olvidó de Pipo y adoptó a otro perro.

Cuando ya pensábamos que nunca más volveríamos a verlo, nos avisan de que hay un perro abandonado en Valencia de Don Juan, a 40 kilómetros de nuestro Sahagún, que se parece mucho a nuestro Pipo. Inmediatamente fuimos a comprobarlo y cual sería nuestra sorpresa al ver que era él. No lo podíamos creer. Lo malo fue que toda la confianza que había cogido durante el tiempo que pasó en el albergue, la había perdido por completo. Estuvimos yendo a Valencia de Don Juan dos semanas seguidas a darle de comer e intentar cogerlo. Al final logramos atraparlo porque nos acompañó la vecina que le daba de comer en Sahagún.

Pipo volvió con nosotros, y aunque esto parezca un cuento, no lo es. La historia de Pipo está sin acabar y creemos que ya es hora de que tenga un final feliz. Si quieres darle, como regalo de Navidad, ese final feliz, llámanos.