Diario de León

 OPINIÓN

Alimentación en el embarazo y la lactancia

El agarre al pecho en las primeras horas de vida favorece la lactancia materna. MARCIANO PÉREZ

El agarre al pecho en las primeras horas de vida favorece la lactancia materna.Marciano Pézez

Publicado por
EMILIO BLANCO Especialista en nutrición
León

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El embarazo es una situación fisiológica pasajera que se caracteriza por un incremento de las necesidades nutricionales. Errores nutricionales durante este periodo pueden afectar a la madre y el niño durante el mismo, pero pueden tener también implicaciones posteriores en ambos. Las recomendaciones nutricionales que se realizan durante el embarazo tienen el objetivo de cubrir las necesidades nutricionales de la madre;

proporcionar un correcto desarrollo fetal; preparar el parto; y promover la lactancia natural.

Hay cambios fisiológicos que se producen durante el embarazo y que implican, naturalmente, ajustes en la alimentación.

Durante el embarazo, se incrementa la utilización de nutrientes, se suceden cambios metabólicos, se produce un aumento del hambre y la sed, esto lleva inevitablemente a modificar la ingesta de alimentos y preocuparnos, en este caso, del aporte correcto de nutrientes.

La demanda de energía aumenta, se precisa más cantidad de proteínas, hay que prestar especial atención al aporte de vitaminas y minerales, restringir otro tipo de sustancias (alcohol , tabaco, cafeína), vigilar la ganancia de peso, etc.

Todos estos cambios han de realizarse, manteniendo los criterios de alimentación suficiente y equilibrada y así, permitir, una vez superado el periodo de lactancia, recuperar la situación anterior al periodo de embarazo, si esta era la adecuada. Durante el embarazo, se ha de aumentar un 10-15% la ingesta calórica, este aumento está dedicado a sostener las necesidades metabólicas del propio embarazo y de crecimiento, tanto materno como fetal. No es difícil conseguir este objetivo dado el aumento ‘normal’ de la ingesta en este periodo.

El aporte de proteínas, también aumenta, aproximadamente un 20%; tampoco es complicado conseguir este objetivo, ‘normalmente’, en las dietas occidentales ingerimos más proteínas de las necesarias ( legumbres, leche y derivados, carnes y pescados, frutas y cereales integrales). En cuanto al aporte de vitaminas, no sería necesario un suplemento vitamínico si la dieta es equilibrada (leche y derivados lácteos, frutas y verduras, pan integral, aceites y mantequilla, hojas verdes).

Los minerales: especial atención a hierro, fósforo, calcio y yodo( legumbres, frutos secos, leche y derivados, carnes rojas, pescado, sal yodada, hojas verdes).

La correcta hidratación es muy importante; el agua y las bebidas naturales, son la solución.

El aporte de fibra es necesario para evitar el estreñimiento (verduras, cereales integrales, frutas).

En el aporte de grasas e hidratos de carbono, prestaremos atención a los azucares y a las grasas de origen animal, reduciendo su consumo, esta es una recomendación válida no sólo para el periodo gestacional. La lactancia, es también, una situación fisiológica y pasajera, que implica un aumento de necesidades nutricionales, como consecuencia del esfuerzo metabólico que significa la producción de leche. Hay que tener presente que para producir un litro de leche, se precisan unas 750 kilocalorías. Se ha calculado que 500 de esas calorías se han de conseguir a través de la alimentación y el resto a través de la grasa acumulada durante el embarazo.

Si durante el embarazo, el peso de la madre ha aumentado de forma adecuada y el peso del niño al nacer, es normal, hay muchas probabilidades de que la lactancia sea plenamente satisfactoria.

Hay que tener en cuenta, que también se producen cambios fisiológicos después del parto ( pérdida de peso, eliminación de líquidos extracelulares, movilización de los depósitos de grasa), que llevan implícito un cambio en los hábitos alimenticios.

A excepción del hierro, las necesidades de una mujer lactante son superiores, ya que el proceso de la lactancia es muy exigente en cuanto a requerimientos nutricionales; exigente sí, pero ventajosos también.

El hierro de la leche materna, tiene mayor biodisponibilidad; la leche materna, es superior nutricionalmente a cualquier otra alternativa; es segura y estéril; es más económica; la proteína que contiene es fácil de digerir; y hay un menor riesgo de sobrealimentación.

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