Moreno y Tello tramaban vender las joyas en el mercado negro

Carlos Moreno y Óscar Tello regresaron a León en un autobús de Alsa la misma noche en que dejaron aparcado el vehículo en el centro de Oviedo. Su intención era convertir en dinero el botín y salir de León, posiblemente a Colombia, aunque Tello podría tener problemas con la documentación al estar en situación irregular en España.

Según fuentes de la investigación, los presuntos autores del crimen de la joyera ya habían iniciado algunos contactos para deshacerse de la mercancía y obtener el dinero a través del mercado negro. «No tenían dinero», aduce la investigación a la hora de explicar que los dos hombres se mantuvieran en León durante todos los diez que mediaron entre la muerte de Marta Villayandre y el momento de su detención, el viernes 28 de enero.

Los dos hombres vivían «a expensas de sus mujeres», precisan. Óscar Tello está inscrito en las listas del paro, pero ni siquiera tiene al día la dirección en la que reside de verdad. También se le conoce como frecuentador de locales de ambiente latino.

En cuanto a Carlos Moreno, tenía el respaldo económico de Heidy Quiñones, hasta ahora reconocida y respetada en su trabajo como camarera. En el barrio, muchos la recuerdan de la mano de su niña de cinco años que, en los últimos días, con la madre en prisión, quedó bajo la protección de su abuela materna.

Nadie se explicaba en el entorno de la calle Cervantes y Torres de Omaña por qué una mujer integrada como ella, sin necesidades económicas se había envuelto en la trama del crimen. «Estaba encaprichada con ese hombre y seguramente no fue consciente de lo que iban a hacer», especula la investigación. El juez la ha puesto en libertad con cargos, por encubrimiento, pero ya no podrá retomar su vida anterior.

«Nadie la quiere ver por el barrio, porque aunque no participara sabía lo ocurrido y tenía que haber denunciado. Tiene que pagar por su responsabilidad», sentencian.