Diario de León

Captó el dinero de prejubilaciones de sus compañeros

Chalé que la presunta estafadora posee cerca de León, en Vilecha.

Chalé que la presunta estafadora posee cerca de León, en Vilecha.

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M.C. Cachafeiro / a. g. puente | redacción
León

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No sólo personas sin conocimientos sobre el mercado financiero cayeron en la red tejida por María Consolación, también trabajadores de Caja España-Duero con toda la información económica a su disposición por las características de su empleo. Decidieron sumarse al entramado tejido por esta trabajadora de la propia entidad, que usaba como gancho para atraer a unos «clientes» deslumbrados por los altos intereses de los productos que ella ofertaba.

Según ha podido conocer este periódico, empleados de la Caja se encuentran también entre la veintena de estafados, incluso, algunos llegaron a aportar a esta supuesta inversión el dinero que recibieron por su prejubilación, alrededor de 200.000 euros.

Una circunstancia, la de las prejubilaciones a la que la estafadora estaba especialmente atenta en su carrera desenfrenada por alimentar a la cadena que había montado. Conocía la importante cantidad de dinero que suponía una indemnización de este calado recibida por un trabajador medio de la Caja después de toda la vida trabajando en sucursales. Y una circunstancia que le fue propicia con el aluvión de prejubilaciones que la fusión de Caja España y Caja Duero impuso.

La estafa alcanza en los diez años que lleva en marcha los 2,4 millones de euros. La rentabilidad media que ponía sobre la mesa para hechizar a sus clientes era del 18% con resultados «garantizados» en quince días en los casos de beneficios exprés. Así por cada 1.000 euros invertidos prometía un beneficio de 500 en quince días. Otro ejemplo: si se trataba de 6.000 euros, en dos meses el resultado eran 1.500 euros más.

Mari, una graduada social empleada de la Caja que roza los cincuenta años, puso en marcha todo el proceso a principios de la década pasada desde los diversos puestos que desempeñó en el edificio de los servicios centrales de la Caja en el Alto del Portillo.

Allí fue secretaria de diversos directivos, entre ellos, el director de Finanzas, José Antonio Fernández, y el subdirector, Agustín Lombas Torrontegui. Desde marzo, ya con toda la trama descubierta, la entidad decidió trasladar a María C.S.V. a la sucursal de Armunia situada frente a Michaisa.

Una trama basada en relaciones de confianza que Mari supo estirar entre familiares, amigos y allegados de éstos. Su ansia por lograr más dinero para su plan le llevó incluso a convencer a parte de los estafados para que depositaran más dinero, además de la aportación inicial. Para ello, en el caso de que no contaran en ese momento con liquidez, incitaba la solicitud de nuevos créditos para los que inventaba diversos motivos.

Fondos de inversión y cambios de divisas, siempre bajo la supuesta «garantía» de la Caja, fueron los señuelos para atraer a los clientes deslumbrados por las altas rentabilidades ofrecidas por Mari, la empleada de Caja España-Duero que ayer dejó de trabajar para esta entidad financiera.

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