Diario de León

Galáctico monseñor

El ex ecónomo de la Diócesis de Astorga visita León ya convertido en el prelado Lucio Ángel Vallejo Balda . Algo ensoberbecido, ya exhibe el fastuoso hábito y su nombramiento como obispo se espera este año. La Santa Sede ha pasado en su mandato de superávit a déficit y su Sicav vale ahora dos millones menos .

Lucio Ángel Vallejo Balda.

Lucio Ángel Vallejo Balda.

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marco romero | león
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Todavía no es obispo, pero ya tiene el hábito: sotana de rito latino negra y el fajín morado de los prelados de honor y obispos que le confiere su estatus de secretario de Asuntos Económicos de la Santa Sede. Además, en los papeles vaticanos ya figura como monseñor Vallejo Balda. Sin embargo, su episcopado no se ha oficializado. Amigos personales del ex ecónomo de la Diócesis de Astorga, Lucio Ángel Vallejo Balda, cuentan con su ascenso «para antes de final de año». Será entonces cuando empiece el prometedor rodaje pontificio del riojano que a los 29 años de edad se convertía desde el palacio episcopal de Astorga en uno de los administradores más influyentes de la Iglesia Católica española.

La meteórica carrera de monseñor Vallejo Balda, alguien de quien ahora depende la gestión del patrimonio económico de la Santa Sede —no el del Gobierno del Estado Ciudad del Vaticano, como tiende a confundirse—, dio un salto galáctico el pasado mes de septiembre, cuando el Papa le otorgó el honorable cargo de gobernar las cuentas de todas sus administraciones. Controvertido como pocos sacerdotes —su figura ha sido escudriñada en muchos medios convencionales y digitales—, Vallejo Balda ha regresado en los últimos días a España y ha visitado su antigua diócesis, reuniéndose con viejos amigos y diciendo misa en su parroquia de la Cepeda, si bien no todos los que quisieron pudieron encontrarse con él. Un tanto ensoberbecido, el prelado declinó hablar para este reportaje. «Lo puedes poner así de claro», afirmó tajante, para después explicar que su decisión se argumenta en el reportaje «Un bróker con sotana», publicado en este periódico el 3 de noviembre del año pasado y en el que se hacía un somero repaso a la biografía del nuevo contable de Benedicto XVI. Entre otros asuntos se mencionaba su polémico chalé de Celada de la Vega (León), por el que no tributaba.

Pero también han sido muchos los que han tenido los honores de mantener contacto con el joven prelado (51 años). Uno de ellos es Santiago Carrizo, 85 años, que habla desde la Residencia Sacerdotal de Astorga. Es la persona designada por el Opus Dei para hablar de «don Lucio», como se le conoce en la Obra. Mantiene que Vallejo Balda es «uno más» en la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, una asociación de clérigos, intrínsecamente unida a la Prelatura, a la que actualmente pertenecen unos 4.000 socios entre sacerdotes y otros presbíteros y diáconos diocesanos. En ese ámbito es el padre Lucio y se le define como un hombre «ortodoxo, joven e inteligente». Y discutido. Aunque para eso Santiago Carrizo tiene una explicación: «Ponte a evangelizar y los enemigos se ponen en pie». Cree que Vallejo Balda empezó a brillar en las reuniones de ecónomos que se mantenían a nivel estatal en la Conferencia Episcopal y que eso le sirvió de trampolín para llegar hasta Roma. «Él no es polémico, tiene muy buenas relaciones con todos, no sólo con unos pocos», subraya.

Otras fuentes sostienen que Lucio Ángel Vallejo Balda contó con el apoyo directo del cardenal Rouco Varela y, muy especialmente, del vicesecretario de asuntos económicos de la Conferencia Episcopal Espñola. Fernando Giménez-Barriocanal es consejero delegado de Cope, cadena con la que Vallejo Balda estuvo vinculado en Astorga y Ponferrada, y de 13TV. Todo esto ocurrió tras la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, en la que la Iglesia aplicó por primera vez un modelo abierto de concursos públicos para sus contrataciones. El éxito de esta mastodóntica modernización se atribuye en parte al renovador ex ecónomo.

Arropado por la Obra

«Está contento, pero tiene una labor compleja. Lo mismo tiene que hacerse cargo de una basílica en Roma que de los santos lugares», recuerda su amigo de la Santa Cruz. Lo cierto es que su adhesión al Opus Dei le da en estos momentos una posición privilegiada dentro del Palacio Pontificio, donde hay un amplio elenco de cargos a su alrededor pertenecientes a la Obra. Es el caso del cardenal Julián Herranz, que preside la comisión cardenalicia de investigación; o del obispo Juan Ignacio Arrieta, secretario del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos; o el secretario de la Congregación para el Clero, el arzobispo Celso Morga Iruzubieta, también de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, como Vallejo Balda. «Yo estudié en la Universidad Gregoriana en los años del Concilio y la Obra ha tenido desde su fundación un peso específico en todos los papados», explica Carrizo.

El riojano, ordenado sacerdote en Astorga a los 26 años por el obispo Antonio Briva Marivent, es hoy responsable de un inmenso patrimonio. No tiene una formación universitaria específica en finanzas, pero se le supone olfato para la economía. Tampoco habla ningún idioma a la perfección. «Se defiende poco en alemán, algo en francés e inglés y poco también en italiano», comenta Santiago Carrizo. Pero la misma obstinación que le llevó a estudiar Derecho en la Universidad a Distancia le pondrá al día ahora en las cuentas de la Santa Sede. De momento, sus primeros meses no han tenido que ser fáciles puesto que la primera vez que ha tenido que presentar los números ha sido para anunciar que la Santa Sede pasaba de un superávit de 21,8 millones de euros a un déficit de 14,8 millones. El caótico desenfreno de las cuentas no puede ser atribuible a su gestión, puesto que Vallejo Balda fue designado secretario en en el mes de septiembre, pero ponerlas al día va a ser un auténtico reto. Más aún cuando ciertas fuentes afirman que se ha encontrado verdaderos problemas para modernizar el sistema de contratos. Se da la circunstancia de que uno de los hombres que ha caído del staff de la Santa Sede tras el escándalo Vatileaks es el anterior responsable de licitaciones y abastecimientos.

La gestión de Vallejo Balda, no obstante, también arrastra sombras. Por el ejemplo el escándalo de Gescartera, sociedad en la que la Diócesis de Astorga perdió más de 300.000 euros. Tampoco tiene que estar contento con los resultados económicos de la Sicav que preside, que ha pasado de valer siete millones de euros a 4,9 millones, según el último informe recogido por la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Aunque ya no es ecónomo de Astorga, sigue presidiendo la denominada Sociedad de Inversión de Capital Variable Vayomer, un híbrido entre una sociedad anónima y un fondo de inversión que tiene la particularidad de que tributa al 1% en el Impuesto de Sociedades en lugar de al 30%. Para constituirla se necesita un mínimo de cien socios (111 tiene Vayomer) y un capital inicial de 2,4 millones de euros. Vayomer, que significa «Y Dios dijo», pese a sus más de cien socios, tiene a Vallejo Balda como accionista significativo, con el 99,59% de los títulos.

No es amigo de entrevistas. En los últimos meses sus apariciones públicas son contadas. Dicen quienes le conocen que se ha dedicado al estudio y el trabajo. Preguntado recientemente en la publicación Vida Nueva por lo que se gana en la Santa Sede en Roma, el prelado responde: «La retribución más baja de los trabajadores de la Santa Sede, según puedo intuir, puede estar entre los 1.200 y los 1.500 euros. Los altos cargos cobran en torno a los 3.000 euros al mes. No son sueldos altos. El personal de la Santa Sede es tremendamente austero. Roma es una ciudad cara. La gente que está aquí sobrevive».

Monseñor Vallejo Balda vive ahora en un apartamento del Vaticano y esta vez se vuelve a Roma sin su chófer-asistente de confianza. Dice uno de sus amigos que su despacho está muy cerca del que tenía Ratzinger antes de convertirse en Papa.

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