Diario de León

Una unión incapaz de encontrar final

Caja España-Duero y Unicaja llevan dos años negociando entre amenazas de ruptura.

Braulio Medel y Evaristo del Canto, en una de las pocas ocasiones en que se han fotografiado juntos.

Braulio Medel y Evaristo del Canto, en una de las pocas ocasiones en que se han fotografiado juntos.

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Casi dos años de negociación y más tropiezos que avances. Fue en febrero del 2011 cuando Caja España-Duero y Unicaja iniciaron las conversaciones (según adelantó en su día Diario de León) para una fusión que no acaba de encontrar el camino para materializarse. Han sido 23 meses de más desencuentros que encuentros, en un diálogo forzado por el Banco de España entre la necesidad de la caja de Castilla y León de encontrar la solvencia necesaria para cumplir las crecientes exigencias del nuevo sistema financiero y las condiciones de la entidad malagueña para alejar de su cuenta de resultados los lastres que arrastra el hoy Banco Ceiss.

Ahora se cumple un nuevo capítulo que cambia las condiciones de negociación en esta historia interminable. El escepticismo de Bruselas ante los planes de viabilidad presentados por las entidades financieras españolas en apuros, entre ellas el Banco Ceiss; y las interminables dudas y presiones de Unicaja en su resistencia a quedarse con el banco de Caja España-Duero como le impone el Gobierno, están convirtiendo la absorción de la entidad con sede en León por la malagueña en un culebrón que cada vez se complica más. Y que amenaza con cerrar las posibles vías del banco castellano y leonés para escapar del grupo de las entidades en manos del Estado.

El endurecimiento de las condiciones para traspasar activos tóxicos al la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) coloca a algunas de las denominadas «entidades del grupo 2» (las que han recibido ayudas públicas, pero hasta ahora no requerían la intervención estatal) en situación de nacionalización. Entre ellas, Ceiss.

La entidad presenta un fuerte deterioro de sus resultados, ve crecer su morosidad y sostiene a duras penas una cartera crediticia lastrada por los préstamos a promotores, y cargada aún de activos inmobiliarios.

El comisario Joaquín Almunia ha impuesto sus criterios en la reestructuración del sistema financiero al Gobierno, y esta vuelta de tuerca perjudica a la entidad leonesa. Bruselas defiende la inyección directa de capital y la toma de control de las entidades, porque considera que otras salidas sólo son un aplazamiento del problema real.

El Gobierno, por su parte, no está dispuesto a enfrentarse a más nacionalizaciones y a los farragosos procesos de subasta que se están viviendo.

La solución planteada por la Comisión Europea sólo hace feliz al presidente de Unicaja, Braulio Medel, que ha intentado por todos los medios librarse de la carga que supondría para sus resultados absorber el lastre del Ceiss. Ahora se le plantea la posibilidad de que sean los fondos públicos los que saneen a la entidad, con dinero público y librándola de sus activos tóxicos a través del banco malo; lo que dejaría en los huesos al banco resultante, pero libraría de problemas a la entidad malagueña, capaz de salir adelante por sus propios medios en este escenario.

Otra oportunidad

Una nueva oportunidad para Unicaja, que a finales de septiembre vio cómo el informe de estrés de la auditoria Oliver Wyman cercenaba su argumento para librarse de Ceiss sentenciando que unidas, las dos entidades eran viables incluso en el peor de los escenarios europeos.

Antes, en marzo, las presiones de Medel habían conseguido que el Banco de España aprobara la integración de Ceiss en Unicaja con 1.500 millones de euros de dinero público. Era también un acuerdo ventajoso para los andaluces: Ceiss debía responder en solitario a los préstamos (al 8% en cinco años) del FROB: 525 millones de euros que se le entregaron para afrontar la fusión entre Caja España y Caja Duero, y otros 475 millones en ‘cocos’ (ahora rechazados por Bruselas).

De no devolverlos, el Estado se convertiría en accionista de la nueva entidad, una posibilidad a la que siempre se ha resistido Medel. A cambio de ceder en esta exigencia, se le abrió una «línea de disponibilidad» de 1.025 millones de euros, que podría convertir en ‘cocos’ si lo consideraba necesario.

Nuevas exigencias

Ante las nuevas exigencias de Bruselas y la intervención de hecho del Estado en el accionariado de Ceiss (que puede ser mayoritaria en función de cómo se valores los activos a traspasar al Sareb), Unicaja se ha mostrado dispuesta a renunciar a esta «línea de disponibilidad» a cambio de que cuando se produzca la absorción del Banco Ceiss este se encuentre ya totalmente saneado y libre de activos tóxicos.

Sería también el Estado el encargado de determinar qué número de oficinas y empleados tendrían que abandonar la entidad intervenida. Y queda por definir cómo se va a abordar otra de las exigencias de Bruselas: cómo librar a las entidades intervenidas de los equipos directivos que han llevado a las cajas a la situación actual.

Mientras, el Gobierno prepara un anteproyecto de ley sobre las fundaciones en las que quedarán convertidas las cajas. Una normativa que pretende que estas fundaciones tengan una participación de al menos el 50% en los bancos, para mantener su control. Una decisión que contradice la exigencia europea.

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